martes, 20 de junio de 2023

Cómo interpretar la Biblia

“Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan” (Hebreos 11:6). 

Leer la Biblia también significa interpretar la Biblia. Pero ¿cómo hacemos eso? ¿Qué principios utilizamos? Por ejemplo, ¿cómo abordamos los diferentes tipos de escritura que encontramos? El pasaje que estamos leyendo ¿es una parábola, un sueño profético-simbólico o un relato histórico? Esto implica un acto de interpretación en sí. A veces, algunos utilizan la Biblia como un oráculo divino: simplemente abren la Biblia al azar para buscar un versículo bíblico y esperan que les sirva de guía. Pero unir aleatoriamente los pasajes de la Biblia a medida que uno los encuentra puede llevar a conclusiones muy extrañas e incorrectas. Por ejemplo, cuando un esposo dejó a su esposa por otra mujer, la esposa obtuvo una gran seguridad al encontrar el siguiente versículo: “Y pondré enemistad entre ti y la mujer” (Génesis 3:15). ¡Ella estaba convencida, sobre la base de ese versículo, de que la aventura de su esposo no duraría! Cualquier texto sin un contexto rápidamente se convierte en un pretexto para los planes y las ideas personales. Debemos interpretarla correctamente.

I. PRESUPOSICIONES

Lee Lucas 24:36 al 45. ¿Qué impidió que los discípulos, que estaban muy familiarizados con las Escrituras, vieran el verdadero significado de la Palabra de Dios, incluso cuando los acontecimientos predichos en ella se habían desarrollado ante ellos? Nadie aborda el texto de las Escrituras con la mente en blanco. Todo lector, todo estudioso de las Escrituras, se acerca a la Biblia con una historia particular y una experiencia personal que inevitablemente afectan el proceso de interpretación. Incluso los discípulos tenían sus propias ideas concretas de quién era el Mesías y qué se suponía que debía hacer, según las expectativas de su época. Sus fuertes convicciones les impidieron una comprensión más clara del texto bíblico, lo que ayuda a explicar por qué muchas veces malinterpretaron a Jesús y los acontecimientos en torno a su vida, muerte y resurrección. Todos tenemos una cantidad de creencias acerca de este mundo, sobre la realidad última, sobre Dios, que presuponemos o aceptamos, incluso sin querer o inconscientemente, cuando interpretamos la Biblia. Nadie se acerca al texto bíblico con una mente vacía. Si, por ejemplo, la cosmovisión de alguien descarta categóricamente cualquier intervención sobrenatural de Dios, esa persona no leerá ni entenderá las Escrituras como un relato verdadero y confiable de lo que Dios ha hecho en la historia, sino que lo interpretará de manera muy diferente de alguien que acepta la realidad de lo sobrenatural. Los intérpretes de la Biblia no pueden desprenderse completamente de su propio pasado, de sus experiencias, de sus ideas permanentes ni de sus nociones y opiniones preconcebidas. No es posible alcanzar la neutralidad total, o la objetividad absoluta. 

El estudio de la Biblia y la reflexión teológica siempre suceden en el contexto de las presuposiciones sobre la naturaleza del mundo y la naturaleza de Dios. Pero, lo bueno es que el Espíritu Santo puede abrirse paso y corregir nuestras limitadas perspectivas y presuposiciones al leer las palabras de las Escrituras con una mente abierta y un corazón honesto. La Biblia asevera repetidamente que hubo gente de procedencias muy diferentes que pudo entender la Palabra de Dios y que el Espíritu Santo nos guía “a toda la verdad” (Juan 16:13). 

¿Cuáles son algunas de tus presuposiciones? 

¿De qué manera puedes someterlas a todas ellas a la Palabra de Dios para que la Palabra pueda reformular tus ideas y así estar más en armonía con la realidad que enseña la Biblia?

II. TRADUCCIÓN E INTERPRETACIÓN

La Biblia se escribió en idiomas muy antiguos: el Antiguo Testamento se escribió principalmente en hebreo, con algunos pasajes en arameo, mientras el Nuevo Testamento se redactó en griego koiné. La mayoría de la población mundial actual no habla ni lee esos idiomas antiguos. Por lo tanto, la Biblia tiene que ser traducida a diferentes idiomas modernos. Pero, como todo buen traductor sabe, toda traducción siempre implica algún tipo de interpretación. Algunas palabras en un idioma no tienen un equivalente exacto en otro. El arte y la habilidad de traducir cuidadosamente y luego interpretar textos bíblicos se llama “hermenéutica teológica, o bíblica”. Lee 1 Corintios 12:10; 14:26; Juan 1:41; 9:7; Hechos 9:36; y Lucas 24:27. En todos los pasajes anteriores, vemos la idea de interpretación y traducción. En Lucas 24:27, incluso Jesús tuvo que explicarles el significado de las Escrituras a los discípulos. ¿Qué nos dice esto acerca de la importancia de la interpretación? La palabra griega hermeneuo, de la que proviene la palabra hermenéutica (interpretación bíblica), se deriva del dios griego Hermes. Hermes era considerado un emisario y mensajero de los dioses, y por ende era responsable de, entre otras cosas, traducir mensajes divinos para el pueblo. La cuestión fundamental para nosotros en lo que respecta a la hermenéutica es que, a menos que leamos los idiomas originales, nuestro único acceso a los textos es a través de traducciones. Afortunadamente, muchas traducciones hacen un buen trabajo a la hora de transmitir el significado esencial. No necesitamos saber el idioma original para poder entender las verdades fundamentales reveladas en las Escrituras, aunque tener ese conocimiento lingüístico podría ser provechoso. Sin embargo, incluso con una buena traducción, una interpretación correcta de los textos también es importante, como vimos en Lucas 24:27. Ese es el propósito clave de la hermenéutica: transmitir con precisión el significado de los textos bíblicos y ayudarnos a saber cómo aplicar correctamente la enseñanza del texto a nuestra vida actual. Como lo muestra el versículo de Lucas mencionado arriba, Jesús hizo esto por sus seguidores. ¡Imagina lo que debió haber sido tener a Jesús mismo interpretando pasajes de la Biblia para ti! Muchos tienen acceso a varias traducciones; pero muchos otros, no. Cualquiera que sea la traducción que tengas, ¿por qué es importante estudiar la Palabra con oración y buscar obedecer sus enseñanzas?

"La voz de Dios nos habla a través de su Palabra, y oiremos muchas voces, pero Cristo nos dijo que debemos cuidarnos de quienes dirán: ‘Aquí está Cristo’ o ‘Allí está Cristo’. Entonces, ¿cómo sabremos que los tales no tienen la verdad, a menos que cotejemos cada cosa con las Escrituras?" FO, 56.

III. LA BIBLIA Y LA CULTURA

Lee Hechos 17:16 al 32. En Hechos 17, Pablo trató de transmitir el mensaje del evangelio en un nuevo contexto: la filosofía de la cultura griega. ¿Cómo impactan los diferentes orígenes culturales en cómo evaluamos la importancia de varias ideas? Es útil tener un conocimiento previo de la cultura del Cercano Oriente para comprender algunos pasajes bíblicos. “Por ejemplo, la cultura hebrea atribuía la responsabilidad a una persona por actos que no cometió, pero que permitió que sucedieran. Por lo tanto, los escritores inspirados de las Escrituras, comúnmente le atribuyen a Dios el tener parte activa en lo que en nuestra forma de pensar occidental diríamos que él permite o no impide que suceda, como, por ejemplo, el endurecimiento del corazón de Faraón” (Biblical Research Institute, “Métodos de estudio de la Biblia”, parte 4). La cultura también plantea algunas cuestiones hermenéuticas importantes. La Biblia ¿está condicionada culturalmente y, por lo tanto, solo es pertinente a esa cultura en lo que afirma? ¿O el mensaje divino dado en una cultura particular trasciende esa cultura y les habla a todos los seres humanos? ¿Qué sucede si nuestra experiencia cultural se convierte en la base y la prueba de fuego para nuestra interpretación de las Escrituras? En Hechos 17:26, el apóstol Pablo da una perspectiva interesante sobre la realidad que a menudo pasamos por alto al leer este versículo. Afirma que Dios nos hizo a todos de una sola sangre. Si bien tenemos mucha diversidad cultural, bíblicamente hablando existe un vínculo común que une a todas las personas a pesar de sus diferencias culturales, y eso es porque Dios es el Creador de toda la humanidad. Nuestra pecaminosidad y nuestra necesidad de salvación no se limitan a una sola cultura. Todos necesitamos la salvación que nos ofrecen la muerte y la resurrección de Jesucristo. Aunque Dios les habló a generaciones específicas, se aseguró de que las generaciones futuras que leyeran la Palabra de Dios comprendieran que esas verdades trascienden las circunstancias locales y limitadas durante las cuales se escribieron los textos bíblicos. Paralelamente, piensa en el álgebra, que se inventó en el siglo IX a.C. en Bagdad. ¿Significa esto, entonces, que las verdades y los principios de esta rama de las matemáticas están limitados solo a ese tiempo y lugar? Por supuesto que no. El mismo principio se aplica a las verdades de la Palabra de Dios. Aunque la Biblia se escribió hace mucho tiempo en culturas muy diferentes a las nuestras, las verdades que contiene son tan relevantes para nosotros hoy como para sus primeros receptores.

IV. NUESTRA NATURALEZA PECAMINOSA Y CAÍDA

Lee Juan 9:39 al 41; y 12:42 y 43. ¿Qué impidió que las personas, en estos pasajes, aceptaran la verdad del mensaje bíblico? ¿Qué palabras de advertencia y precaución podemos extraer de estos incidentes para nuestro provecho? Es fácil considerar con desprecio a los líderes religiosos que rechazaron a Jesús a pesar de una evidencia tan poderosa. Sin embargo, debemos tener cuidado de no fomentar una actitud similar en relación con su Palabra. No cabe duda de que el pecado alteró, rompió y fracturó radicalmente nuestra relación con Dios. El pecado afecta toda nuestra existencia humana. También afecta nuestra capacidad para interpretar las Escrituras. No es simplemente que nuestros procesos de pensamiento humano se emplean fácilmente para fines pecaminosos, sino que nuestra mente y nuestros pensamientos se han corrompido por el pecado y, por lo tanto, se han cerrado a la verdad de Dios. Las siguientes características de esta corrupción se pueden detectar en nuestro pensamiento: orgullo, autoengaño, duda, distancia y desobediencia. Una persona orgullosa se exalta a sí misma por sobre Dios y su Palabra. Esto se debe a que el orgullo lleva al intérprete a poner demasiado énfasis en la razón humana como el árbitro final de la verdad, incluso de las verdades que se encuentran en la Biblia. Esta actitud disminuye la autoridad divina de la Escritura. Algunos tienden a escuchar solo aquellas ideas que les son atractivas, aunque estas contradigan la voluntad revelada de Dios. Dios nos ha advertido sobre el peligro del autoengaño (Apoc. 3:17). El pecado también fomenta la duda, que nos hace vacilar e inclinarnos a descreer de la Palabra de Dios. Cuando comenzamos a dudar, la interpretación del texto bíblico nunca conducirá a la certeza. Al contrario, quien duda se eleva rápidamente a una posición en la que juzga lo que es y lo que no es aceptable en la Biblia, y está pisando un terreno muy peligroso. Deberíamos acercarnos a la Biblia con fe y sumisión, no con una actitud de crítica y duda. El orgullo, el autoengaño y la duda llevan a una actitud de distanciamiento hacia Dios y la Biblia, que seguramente llevará a la desobediencia, es decir, la falta de voluntad para seguir la voluntad revelada de Dios. ¿Alguna vez descubriste que estabas luchando contra la convicción de lo que leíste en la Biblia? Es decir, que esta claramente te indicó que hicieras una cosa, pero querías hacer otra. ¿Qué pasó y qué aprendiste de tu experiencia?

V. POR QUÉ  ES IMPORTANTE LA INTERPRETACIÓN

"La hermenéutica bíblica termina en un acto de obediencia". Un paso de obediencia nos conduce a otro paso de obediencia.

Lee Nehemías 8:1 al 3 y 8. ¿Por qué es tan importante que entendamos claramente las Escrituras, no solo en el ámbito personal sino también como iglesia? El tema más importante en la Biblia es la salvación y cómo ser salvos. Después de todo, ¿no es esto lo que más importa a largo plazo? ¿De qué sirve, como nos dijo Jesús mismo, si obtenemos todo lo que el mundo ofrece y perdemos nuestra propia alma (Mat. 16:26)? Pero, saber lo que la Biblia enseña acerca de la salvación depende mucho de la interpretación. Si interpretamos erróneamente la Biblia, es probable que lleguemos a conclusiones falsas, no solo en el entendimiento de la salvación, sino en todo lo que la Biblia enseña. De hecho, incluso en la época de los apóstoles, ya se habían infiltrado errores teológicos en la iglesia, sin duda respaldados por falsas interpretaciones de las Escrituras. Lee 2 Pedro 3:15 y 16. ¿Qué nos dice esto acerca de cuán importante es la lectura correcta de las Escrituras? Por cierto, si somos “el pueblo del Libro”, que quiere vivir de acuerdo con la Biblia y la Biblia sola (y no tenemos otras fuentes autoritativas como la tradición, los credos ni la autoridad del Magisterio de la Iglesia que interpreten la Biblia por nosotros), entonces, el tema de una correcta hermenéutica bíblica es sumamente importante porque solo tenemos la Biblia para que nos diga qué creer y cómo vivir. El tema de la interpretación bíblica es vital para la salud teológica y misiológica de la iglesia. Sin una interpretación bíblica correcta, no puede haber unidad de doctrina ni de enseñanza y, por lo tanto, no habrá unidad de la iglesia ni de nuestra misión. Una teología mala y distorsionada conduce inevitablemente a una misión deficiente y distorsionada. Después de todo, si tenemos un mensaje para dar al mundo, pero estamos confundidos sobre el significado del mensaje, ¿con qué eficiencia podremos presentar ese mensaje a quienes necesitan escucharlo? Lee el mensaje de los tres ángeles de Apocalipsis 14:6 al 12. ¿Cuáles son los problemas teológicos que presenta y por qué es tan importante para nuestra misión entenderlos correctamente?

CONCLUSIÓN

Lee Elena de White, El camino a Cristo, “¿Qué debe hacerse con la duda?”, pp. 105-113; y del documento “Métodos de estudio de la Biblia”, la primera parte: “Estudio de la Biblia: presuposiciones, principios y métodos”, la segunda parte: “Presuposiciones que surgen de las afirmaciones de la Biblia”, y la tercera parte: “Principios para acercarse a la interpretación de la Escritura” (“Métodos de estudio de la Biblia” se encuentra en https://cort.as/-MdHR). “En el estudio de la Palabra, dejen en la puerta de la investigación sus opiniones preconcebidas y sus ideas heredadas del ambiente y cultivadas individualmente. Nunca descubrirán la verdad si estudian las Escrituras para vindicar sus propias ideas. Dejen estas ideas a la puerta y acérquense con el corazón compungido para oír lo que el Señor tiene que decirles. Al sentarse el humilde indagador de la verdad a los pies de Jesús para aprender de él, la Palabra le da entendimiento. Cristo dice a los que son demasiado sabios en su propio concepto para estudiar la Biblia: ‘Si quieren hacerse sabios para la salvación, deben hacerse mansos y humildes de corazón’. “No lean la Palabra a la luz de opiniones anteriores; investíguenla, en cambio, cuidadosamente y con oración, con una mente libre de prejuicios. Si al leerla se produce la convicción, y ven que las opiniones que han acariciado no están en armonía con la Palabra, no traten de hacer concordar la Palabra con esas opiniones. Hagan concordar sus opiniones con la Palabra. No permitan que lo que han creído o practicado en lo pasado gobierne el entendimiento. Abran los ojos de su mente para contemplar maravillas en la Ley. Descubran lo que está escrito, y después afirmen sus pies en la Roca eterna” (MJ 183, 184). 

"Un falso sentido seguridad es peor que no saber".

PREGUNTAS PARA DIALOGAR: 1. ¿Cómo influyen nuestra cosmovisión, nuestra educación y nuestra cultura en la interpretación que realizamos de las Escrituras? ¿Por qué es tan importante que seamos conscientes de las influencias externas que inevitablemente añadimos a nuestra interpretación de la Biblia? 2. Todos concordamos en que somos pecadores y que el pecado nos afecta negativamente. ¿De qué manera afecta el pecado nuestra forma de leer la Biblia? Es decir, ¿qué nos hace el pecado que podría causar que malinterpretemos la Palabra de Dios? Por ejemplo, el deseo de hacer algo que la Biblia condena, ¿cómo puede hacer que leamos la Biblia de una manera distorsionada? ¿De qué otras maneras filtra el pecado nuestra forma de interpretar la Biblia? 3. El hecho de tener mayor conocimiento de los tiempos bíblicos y su cultura ¿cómo nos ayuda a entender mejor algunos pasajes de las Escrituras? Da algunos ejemplos.

 Textos clave: Hebreos 11:6; Lucas 24:44, 45; 1 Corintios 12:10; 14:26; Juan 1:41; 9:7; Hechos 9:36; Lucas 24:27; Hechos 17:22–26; Juan 9:39–41; 12:42, 43; Nehemías 8:1–3, 8. RESEÑA A veces la gente dice que toma la Biblia de manera literal, sin necesidad de interpretación. Si bien es loable considerar la Biblia seriamente y estar dispuestos a seguir lo que nos ordena hacer, nadie se acerca a la Biblia con la mente en blanco. Todos nos vemos influenciados en nuestra forma de pensar y de interpretar por nuestra educación, nuestra familia, la cultura en la que crecimos y nuestra experiencia. Todos tenemos algunas presuposiciones con las cuales nos acercamos al texto. La lectura y el estudio del texto bíblico inevitablemente implican alguna interpretación. La Biblia fue escrita en idiomas (hebreo, arameo, griego) con los cuales muchos de nosotros no crecimos o solo conocemos de manera rudimentaria. Y todo traductor lo sabe: cada traducción a otro idioma implica alguna forma de interpretación. Debemos conocer realmente bien un idioma para comprender algunas de sus sutilezas o cuando la ironía entra en juego. Además, nuestro pensamiento se ensombrece por el pecado y, por lo tanto, no es neutral cuando se trata de cosas espirituales. El hecho mismo de que existan diferentes iglesias y confesiones religiosas, a pesar de que todas afirman vivir de acuerdo con la Biblia, demuestra que todos tenemos alguna forma de interpretación. Sin embargo, estudiamos el mismo Libro y podemos llegar a conclusiones que nos unen, a pesar de todas las diferencias anteriores. La interpretación es esencial para comprender, y esta semana estudiaremos algunos métodos de interpretación que guiarán nuestro estudio de la Biblia. COMENTARIO El significado de una frase no se determina solo por las palabras individuales que se usan, sino por el contexto en el que se emplean esas palabras. Si no consideramos adecuadamente el contexto literario inmediato y más amplio de una declaración y cómo utiliza las palabras en esa circunstancia, arribaremos rápidamente a conclusiones erróneas. De igual modo, debemos tener en cuenta los antecedentes históricos de lo que está escrito. Nos ayuda a situar el texto. Cualquier texto sin contexto se convierte rápidamente en un pretexto para la opinión personal. Si ignoramos el contexto, pronto leeremos algo en el texto que el escritor en realidad no tenía la intención de transmitir. A esto lo llamamos eiségesis. Pero, en lugar de leer algo en el texto que no está allí, deberíamos hacer una exégesis minuciosa. Es decir, deberíamos leer en el texto lo que el texto realmente declara. Los adventistas del séptimo día queremos seguir nada más que la Biblia. No tenemos un papa ni una tradición de enseñanza que determine el significado definitivo de las Escrituras. Por lo tanto, una interpretación cuidadosa y sólida de la Biblia es crucial para nuestra teología y nuestra misión. Da forma a nuestra identidad teológica y nuestras creencias

Presuposiciones y cosmovisiones. 

Todos tenemos una serie de creencias que presuponemos en forma consciente o inconsciente. Asumimos que son ciertas, aunque no podemos probarlas absolutamente. Estas convicciones más básicas sobre el mundo y nuestros valores se describen en lo que se llama cosmovisión. Nuestra cosmovisión determina lo que es importante para nosotros y lo que no. Filtra nuestra percepción e interpretación de la realidad y proporciona un modelo del mundo que nos guía a vivir en el mundo. Nuestra cosmovisión abarca nuestra comprensión de Dios, de la naturaleza humana, la moralidad y la verdad. Una cosmovisión se compone de creencias y respuestas a preguntas en esos aspectos. Nuestra cosmovisión está influenciada por nuestros padres, nuestra educación, nuestros compañeros, nuestras experiencias, los medios, la cultura y la religión. Todos los días utilizamos nuestra cosmovisión, y percibimos e interpretamos la realidad a través de ella. Influye en nuestro pensamiento y también en nuestras acciones y comportamiento. Para pensar Piensa en diferentes aspectos en los que nuestra cosmovisión impacta en nuestro pensamiento y nuestro comportamiento. Comparte con los miembros de la clase los desafíos que surgen cuando colisionan diferentes cosmovisiones. Mientras tengamos disposición a aprender, nuestra cosmovisión se amplía. Cuando el aprendizaje y el crecimiento alteran radicalmente muchas de nuestras creencias fundamentales, o cuando tenemos una experiencia de conversión, nuestra cosmovisión puede cambiar. Este cambio generalmente tiene lugar cuando se ha demostrado que la cosmovisión anterior es falsa. Después de ese cambio, la persona continuará haciendo ajustes e intentará alinear otras creencias con el resto de sus creencias centrales. Una conversión a Jesús no borra automáticamente los años de educación previa. Pero sí implica un cambio de una cosmovisión a otra y una armonización de todas las creencias con la Biblia. Para pensar Lee Lucas 24:36 al 49. La experiencia del Cristo resucitado y su explicación de las Escrituras ¿cómo cambió la visión de la realidad de sus discípulos? Comparte cómo impactó tu comprensión de la Biblia tu experiencia de conversión. Si nosotros armonizamos gradualmente todas nuestras creencias anteriores con las Escrituras, ¿qué nos dice eso acerca de cómo debemos tratar a quienes están creciendo en su comprensión? Traducción e interpretación Si quieres interpretar la Biblia correctamente, es útil estudiarla en los idiomas originales en que se escribió. Si eso no es posible, usa una traducción que se atenga a los idiomas originales. Esa traducción formal enfatiza la equivalencia palabra por palabra en el proceso de traducción y brinda una interpretación más exacta y literal de los idiomas bíblicos. Cuando estudiamos y comparamos de qué manera los escritores bíblicos usan ciertas palabras en varios contextos, la Biblia misma puede revelar su significado. Si bien una traducción tan formal es una excelente Biblia de estudio, sus lecturas son más rígidas. A diferencia de las traducciones formales, hay traducciones dinámicas, que enfatizan el significado por significado en lugar de la equivalencia palabra por palabra. Aquí la traducción se reestructura en un uso idiomático que representa el pensamiento o significado equivalente en nuestro idioma. Si bien dichas traducciones son muy amenas, la interpretación puede ser engañosa o errónea. Finalmente, hay traducciones parafraseadas. Son mucho más libres con los idiomas originales que las traducciones dinámicas. Debido a que una paráfrasis es más interpretación que traducción, no es adecuada para un estudio serio de la Biblia. Para pensar Si tienes diferentes traducciones de la Biblia disponibles en tu idioma, muéstralas en el grupo de la Escuela Sabática y da ejemplos de las diferentes traducciones de un pasaje de la Biblia. Hazlo de tal manera que los oyentes se fortalezcan en su fe y se sientan animados a estudiar la Biblia con más seriedad. Recomienda una traducción bíblica confiable en tu idioma para el estudio bíblico. Algunas confesiones publican su propia traducción autorizada de la Biblia. La Iglesia Adventista del Séptimo Día no lo ha hecho, pero utiliza traducciones establecidas que están disponibles a través de las Sociedades Bíblicas. Algunos adventistas han trabajado con las Sociedades Bíblicas para ayudar a que la Biblia esté disponible para aquellos que no la tienen y han hecho valiosas contribuciones para varias traducciones de la Biblia. Piensa en formas en que puedes ayudar en la promoción, la distribución y el estudio de la Biblia. La Biblia y la cultura El conocimiento de la cultura del Cercano Oriente puede ser útil para comprender algunos pasajes bíblicos. Lee el pasaje de “Métodos de estudio de la Biblia”, parte 4, 8, q (ver en Datos bibliográficos, al principio de esta Guía), para ver algunas ilustraciones. Hoy los eruditos críticos sostienen que la Biblia está culturalmente condicionada, es decir, reflejaría la cultura en la cual se originó y, por lo tanto, está restringida en su autoridad porque se limita a un determinado entorno cultural. Si bien la Biblia en realidad fue escrita en una cultura particular, “los escritores bíblicos insistieron en que el mensaje teológico de las Escrituras no está dentro de los límites culturales –aplicable solo para ciertas personas en cierto tiempo–, sino que puede aplicarse universal y permanentemente” (R. M. Davidson, “Interpretación Bíblica”, p. 99). Jesús nació en una cultura particular y, sin embargo, no es solo el Salvador de la gente de su época. Él es el Salvador del mundo. Su venida a una cultura en particular no lo hace culturalmente relativo, sino que le da un significado que trasciende cada cultura.

Para pensar Algunos simplemente se centran en aquellas cosas que difieren de una cultura a otra y, por lo tanto, pierden rápidamente de vista las similitudes que existen en todos los seres humanos de todas las culturas. ¿Qué aspectos básicos de la existencia humana y de los deseos humanos están presentes en todas las culturas? La respuesta espiritual de Dios a estos aspectos ¿cómo trasciende cualquier cultura particular y les habla a todos los seres humanos? ¿Cómo puedes ayudar a que el mensaje de la Biblia sea aplicable a la gente de tu cultura? ¿Cuándo puede convertirse la cultura en un obstáculo para la aceptación del mensaje bíblico? Nuestra naturaleza pecaminosa y la interpretación bíblica Además de todos los aspectos mencionados anteriormente que muestran por qué se necesita interpretación, hay otro factor que a menudo se pasa por alto. Tiene que ver con las consecuencias de nuestra naturaleza pecaminosa. Lee Efesios 4:17 y 18, y medita en lo que el apóstol escribió allí. Aquí Pablo describe algunas consecuencias que han surgido debido a la ceguera de nuestro corazón y la vanidad de nuestra mente. A veces, incluso nuestra comprensión e interpretación de las Escrituras se ve contaminada y atenuada debido a nuestro pecado. A veces no seguimos las cosas de la Biblia porque le tenemos miedo a la presión de nuestros compañeros o al desprecio de nuestros familiares y amigos. Por eso, necesitamos la ayuda del Espíritu Santo para que ilumine nuestra mente y nos predisponga a seguir lo que hemos descubierto. 

APLICACIÓN A LA VIDA 

Una persona escuchó la verdad bíblica. La lectura de las Escrituras le ha brindado una nueva perspectiva de que Dios es real y activo, y que vale la pena vivir el mensaje de la Biblia. Sin embargo, cuando algunas oraciones no son respondidas como se esperaba y la salud de un niño está en peligro, esta persona recurre a las fuentes tradicionales de curación habituales de su cultura. En estas fuentes tradicionales de curación intervienen poderosos brujos de la comunidad. Piensa en tendencias y tentaciones similares a las que te enfrentas cuando tu fe bíblica se ve desafiada. ¿En qué aspectos te ves tentado a confiar más en la educación que recibiste, en la educación de tus padres o en tu experiencia que en la verdad bíblica? Algunos especialistas en filosofía occidental y pensamiento crítico creen que no existe un ser sobrenatural que pueda intervenir en la historia ni hacer milagros. Su cosmovisión cerrada les impide aceptar muchas historias sobrenaturales de la Biblia como reales. ¿Dónde influye tu cosmovisión en tu interpretación de las Escrituras? Una persona que es nueva en la fe quiere estudiar la Biblia más a fondo. ¿Qué traducción de la Biblia podrías recomendarle para esta tarea? ¿Por qué la fe es importante para una comprensión adecuada de las Escrituras? ¿Cuál es el papel de la fe en el proceso de interpretación?

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