martes, 20 de junio de 2023

El Génesis como pilar I - Cómo interpretar la Biblia

“En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres” (Juan 1:1-4). 

"Los largos años pasados en medio de la soledad del desierto no fueron una pérdida de tiempo. Moisés no solo obtuvo una preparación para la gran obra que le esperaba, sino que durante ese tiempo, bajo la inspiración del Espíritu Santo escribió el libro de Génesis y también el de Job, que serán leídos con el mayor interés por el pueblo de Dios hasta el fin del tiempo" Signs of the times. 19/02/1880, 1.

Los primeros capítulos del Génesis son fundamentales para el resto de las Escrituras. Las principales enseñanzas o doctrinas de la Biblia tienen su origen en ellos. Aquí encontramos la naturaleza de la Deidad, que trabaja en armonía como el Padre, el Hijo (Juan 1:1-3; Heb. 1:1, 2) y el Espíritu (Gén. 1:2) para crear el mundo y todo lo que hay en él, culminando con la humanidad (Gén. 1:26-28). Génesis también nos presenta el sábado (Gén. 2:1-3), el origen del mal (Gén. 3), al Mesías y el plan de redención (Gén. 3:15), el Diluvio universal (Gén. 6-9), el Pacto (Gén. 1:28; 2:2, 3, 15-17; 9:9-17; 15), la dispersión de idiomas y pueblos (Gén. 10; 11) y las genealogías, que brindan el marco para la cronología bíblica desde la Creación hasta Abraham (Gén. 5; 11). Finalmente, el poder de la Palabra hablada de Dios (Gén. 1:3; 2 Tim. 3:16; Juan 17:17), la naturaleza de la humanidad (Gén. 1:26-28), el carácter de Dios (Mat. 10:29, 30), el matrimonio entre un hombre y una mujer (Gén. 1:27, 28; 2:18, 21-25), y tantas otras creencias fundamentales.

I. EN EL PRINCIPIO

Lee Génesis 1:1. ¿Qué verdades profundas se revelan aquí? La Biblia se abre con las palabras más sublimes y profundas, palabras que son simples, pero al mismo tiempo contienen una profundidad inmensurable al estudiarlas detenidamente. De hecho, las primeras preguntas de la filosofía sobre quiénes somos, por qué estamos aquí y cómo llegamos aquí se responden con la primera frase de la Biblia. Existimos porque Dios nos creó en un tiempo específico en el pasado. No evolucionamos de la nada; ni llegamos a la existencia por casualidad, sin un propósito final y sin una dirección prevista, como mayormente enseña el modelo científico contemporáneo de los orígenes. La Evolución darwiniana contradice las Escrituras en todo sentido, y los intentos de algunos de armonizarla con la Biblia hacen que los cristianos parezcan tontos. También fuimos creados por Dios en un momento específico y absoluto: “En el principio”. Por ende, esto significa que Dios existió antes de este comienzo. Es decir, Dios existió antes de que se creara el tiempo y que este se expresara en el ciclo diario de “tarde y mañana”, y en meses y años, todo ello marcado por la relación del mundo con el Sol y la Luna. Este comienzo absoluto se refleja en otros pasajes de las Escrituras que lo respaldan, y reafirman continuamente la naturaleza y los métodos de la obra creadora de Dios (Juan 1:1-3). Lee Juan 1:1 al 3; y Hebreos 1:1 y 2. ¿Quién fue el agente de la Creación? Piensa en lo que significa que él también haya muerto en la Cruz. La Biblia enseña que Jesús fue el agente de la Creación. La Biblia dice que “todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho” (Juan 1:3). Jesús “hizo el universo” (Heb. 1:1, 2). Debido a que todas las cosas tienen su origen en Jesús al principio, podemos tener la esperanza de que al final él completará lo que ha comenzado, porque él es el “el Alfa y la Omega”, “el primero y el último” (Apoc. 1:8; 22:13). ¿De qué te sirve saber que fuiste creado por Dios? Imagina si no creyeras en esto. ¿Cuán diferente te verías a ti mismo y a los demás, y por qué?

II. LOS DÍAS DE LA CREACIÓN

En los últimos tiempos, viene habiendo una tendencia a considerar que la semana de la Creación no es literal, sino una metáfora, una parábola e incluso un mito. Esto ha surgido a raíz de la Teoría de la Evolución, que supone largas eras de tiempo para explicar el desarrollo de la vida en el planeta Tierra. ¿Qué enseña la Biblia sobre este tema? ¿Por qué los “días” de la Creación en Génesis 1 deben entenderse como días literales, y no figurativos? Lee Génesis 1:3 al 5; y Éxodo 20:8 al 11. ¿Cómo se utiliza el término “día” en estos contextos? La palabra hebrea yôm, o “día”, se utiliza sistemáticamente a lo largo de todo el relato de la Creación como un día literal. No hay nada en el relato de la Creación, del Génesis, que indique algo diferente de un día literal como lo entendemos hoy. De hecho, algunos eruditos no creen que los días hayan sido literales; así y todo, admiten que la intención del autor era representar los días literales. Es interesante que Dios mismo designe este nombre para la primera unidad de tiempo (Gén. 1:5). Yôm, o día, se define con la frase “y fue la tarde y la mañana” (Gén. 1:5, 8, etc.). El término se usa en singular, no en plural, lo que indica un solo día. Por lo tanto, los siete días de la Creación deben interpretarse como una unidad completa de tiempo, introducida por el número cardinal ’echad (“uno”) seguido de los números ordinales (segundo, tercero, cuarto, etc.). Este patrón indica una secuencia consecutiva de días, que culmina en el séptimo día. No hay ninguna indicación en el uso de términos ni en la forma misma del relato de que debería haber intervalos entre estos días. Por cierto, los siete días de la Creación son siete días como definimos los días en la actualidad. Además, la naturaleza literal del día se da por sentada cuando Dios escribió el cuarto Mandamiento con su propio dedo, indicando que el fundamento para el día de reposo sabático se basa en la secuencia de una semana literal de los siete días de la Creación. La Creación relatada en Génesis no es la única creación en la Biblia. También está la Recreación, en la Segunda Venida, cuando Dios transformará la mortalidad en inmortalidad “en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta” (1 Cor. 15:52). Sin embargo, si Dios puede hacer esto instantáneamente en la Recreación, ¿por qué usaría miles de millones de años para la primera Creación, como lo enseña la Evolución teísta?

III. EL SÁBADO Y LA CREACIÓN

Actualmente, el día de reposo sabático está siendo fuertemente atacado en la sociedad secular y en las comunidades religiosas. Este hecho se puede ver en los horarios de trabajo de las corporaciones globales; en el intento de modificación del calendario en muchos países europeos que designa el lunes como el primer día de la semana y el domingo como el séptimo día; y en la reciente encíclica papal sobre el cambio climático, que denomina al día de reposo del séptimo día como “el sábado judío” y exhorta al mundo a observar un día de descanso para aliviar el calentamiento global (Papa Francisco, Laudato Si’, pp. 172, 173). Lee Génesis 2:1 al 3; Éxodo 20:8 al 11; Marcos 2:27; y Apocalipsis 14:7. La interpretación de la semana de la Creación ¿cómo se vincula con el cuarto Mandamiento? ¿Y con el mensaje de los tres ángeles? La Biblia dice: “Y acabó Dios en el día séptimo la obra que hizo” (Gén. 2:2). “Después de descansar el séptimo día, Dios lo santificó; es decir, lo apartó, como un día de descanso para el hombre” (PP 28). Esta es la razón por la que Jesús puede decir: “El día de reposo fue hecho por causa del hombre, y no el hombre por causa del día de reposo” (Mar. 2:27). Jesús pudo hacer esta declaración autoritativa porque él hizo o creó el sábado como la señal eterna y el sello del pacto de Dios con su pueblo. El sábado no era solo para el pueblo hebreo, sino para toda la humanidad. El Génesis indica tres cosas que Jesús hizo después de crear el día de reposo. En primer lugar, “reposó” (Gén. 2:2), dándonos un ejemplo divino de su deseo de descansar con nosotros. En segundo lugar, “bendijo” el séptimo día (Gén. 2:3). En el relato de la Creación, Dios bendijo a los animales (Gén. 1:22) y a Adán y Eva (Gén. 1:28), pero el único día específicamente bendecido es el séptimo día. En tercer lugar, Dios lo “santificó” (Gén. 2:3). Ningún otro día recibe estas tres distinciones en la Biblia. No obstante, estas tres acciones se repiten en el cuarto Mandamiento, cuando Dios escribe con su propio dedo y señala a la Creación como el fundamento del sábado (Éxo. 20:11). En Apocalipsis 14:7 y Éxodo 20:11, el mandamiento del sábado se menciona directamente como la base para adorar al Creador. Esta asociación directa con el sábado ¿qué relación tiene con los acontecimientos de los últimos días?

IV. LA CREACIÓN Y EL MATRIMONIO

La última década ha sido testigo de enormes cambios en la forma en que la sociedad y los gobiernos definen el matrimonio. Muchas naciones del mundo han aprobado los matrimonios entre personas del mismo sexo, anulando leyes anteriores que han protegido la estructura familiar que comprende en su centro a un hombre y una mujer. Este es un acontecimiento sin precedentes en muchos aspectos, y plantea nuevas cuestiones sobre la institución del matrimonio, la relación de la Iglesia y el Estado, y también la santidad del matrimonio y la familia según se define en las Escrituras. Lee Génesis 1:26 al 28; y 2:18, y 21 al 24. ¿Qué nos enseñan estos versículos sobre el ideal de Dios para el matrimonio? En el sexto día, Dios llega al punto culminante de la Creación, la creación de la humanidad. Es fascinante que en Génesis 1:26 se utilice el plural para Dios: “Hagamos al hombre a nuestra imagen”. La Deidad en tres Personas en una relación de amor mutuo ahora crea la relación humana del matrimonio divinamente instituido aquí en la Tierra. “A imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó” (Gén. 1:27). Adán declara: “Esta sí es hueso de mis huesos y carne de mi carne” (Gén. 2:23, NVI) y Adán la llama “mujer” (NVI). El matrimonio requiere que “dej[e] el hombre a su padre y a su madre, y se un[a] a su mujer, y se[an] una sola carne” (Gén. 2:24). La Biblia afirma de manera inequívoca que esta relación tendrá lugar entre un hombre y una mujer, que a su vez se originan de su padre y su madre, que también son un hombre y una mujer. Este concepto se aclara aún más en la indicación dada a los primeros padres de la Tierra: “Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla” (Gén. 1:28). En el quinto Mandamiento, los hijos (descendientes) deben honrar a su padre y a su madre (Éxo. 20:12). Esta interrelación no se puede establecer dentro de nada que no sea una alianza heterosexual. Lee las palabras de Jesús en Mateo 19:3 al 6. ¿Qué nos enseñan sobre la naturaleza y la santidad del matrimonio? A la luz de las palabras de Jesús, sin nunca olvidar el amor de Dios por toda la humanidad y el hecho de que todos nosotros somos pecadores, ¿con cuánta firmeza y fidelidad deberíamos asumir una postura con respecto a los principios bíblicos del matrimonio?

V. LA CREACIÓN, LA CAÍDA Y LA CRUZ

La Biblia presenta un vínculo ininterrumpido entre la Creación perfecta, la Caída, el Mesías prometido y la Redención final. Estos grandes acontecimientos se convierten en la base del tema de la historia de la salvación para la raza humana. Lee Génesis 1:31; 2:15 al 17; y 3:1 al 7. ¿Qué ocurrió con la Creación perfecta de Dios? Dios declaró que su Creación era “buen[a] en gran manera” (Gén. 1:31). “Ahora la Creación estaba completa. [...] El Edén florecía sobre la Tierra. Adán y Eva tenían libre acceso al árbol de la vida. Ninguna mácula de pecado o sombra de muerte desfiguraba la bella Creación” (PP 28). Dios les había advertido a Adán y a Eva que si comían del árbol prohibido indudablemente morirían (Gén. 2:15-17). La serpiente inició su discurso con un interrogante y luego contradijo totalmente lo que Dios había dicho: “No moriréis” (Gén. 3:4). Satanás le prometió a Eva grandes conocimientos y que sería como Dios. Obviamente, ella le creyó. ¿Cómo confirma Pablo la declaración de Dios de Génesis 2:15 al 17? Lee Romanos 5:12 y 6:23. ¿Qué relación guardan estas enseñanzas con la Evolución teísta? En las Escrituras, podemos ver que los autores bíblicos posteriores confirman las declaraciones bíblicas anteriores y brindan apreciaciones adicionales. En Romanos 5 al 8, Pablo escribe sobre el pecado y la belleza de la salvación: “Como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron” (Rom. 5:12). Pero, una perspectiva evolucionista presentaría la muerte durante millones de años antes de la humanidad. Esta idea tiene graves consecuencias para la enseñanza bíblica del origen del pecado, la muerte sustitutiva de Cristo en la Cruz y el plan de salvación. Si la muerte no tuviese relación con el pecado, entonces la paga del pecado no sería la muerte (Rom. 6:23), y Cristo no habría tenido ninguna razón para morir por nuestros pecados. Por ende, la Creación, la Caída y la Cruz están inextricablemente vinculadas. El primer Adán está ligado al último Adán (1 Cor. 15:45, 47). Creer en la Evolución darwiniana, aun si se insertase algún concepto de Dios en el proceso, destruiría la base misma del cristianismo.

CONCLUSIÓN

Lee Elena de White, Patriarcas y profetas, “La Creación”, pp. 23-30; “La semana literal”, pp. 89-95. “Hay un cúmulo de evidencias, basadas en consideraciones comparativas, literarias, lingüísticas y otras, que converge en cada nivel y lleva a la única conclusión de que la designación yôm, ‘día’, de Génesis 1, significa sistemáticamente un día literal de 24 horas. “El autor de Génesis 1 no podría haber producido formas más abarcadoras e integrales de expresar la idea de un ‘día’ literal que las elegidas” (G. F. Hasel, “The ‘Days’ of Creation in Genesis 1: Literal ‘Days’ or Figurative ‘Periods/Epochs’ of Time?”, pp. 30, 31). “Las mentes más sobresalientes, si no son guiadas por la Palabra de Dios, quedan desconcertadas en sus intentos de investigar la relación entre la ciencia y la Revelación. El Creador y sus obras están más allá de su entendimiento; y porque ellas no pueden ser explicadas por las leyes naturales, declaran que la historia bíblica no es digna de fe” (8TI, 269). 

PREGUNTAS PARA DIALOGAR: 
1. Presta atención a la cita anterior de Elena de White. ¿Con cuánta frecuencia, en la actualidad, vemos exactamente lo que ella escribió, incluso entre los cristianos profesos que, ante las afirmaciones de la ciencia, preferirán automáticamente dichas afirmaciones por sobre el relato bíblico; lo que, como ella escribió, implicaría que la historia bíblica “no es digna de fe”? 
2. ¿Por qué es imposible que alguien considere la Biblia seriamente mientras acepta la Evolución teísta? Si conoces a un evolucionista teísta que dice ser cristiano, ¿por qué no le pides que explique la Cruz a la luz de lo que Pablo escribió (ver Rom. 5) sobre el vínculo directo entre la caída de Adán, la muerte y la Cruz de Jesús? ¿Qué explicación te da? 
3. Si la Biblia es la revelación de Dios, entonces ¿no se abren los ojos y la fe del creyente a la realidad mayor según se expresa en las Escrituras? ¿Cómo pueden decir que los cristianos son “de mente cerrada” cuando en realidad abren la mente a las verdades bíblicas reveladas por un Dios infinito? De hecho, una visión atea y materialista del mundo es mucho más estrecha que la cosmovisión cristiana. 
4. Como creyentes fieles a la Palabra de Dios, ¿cómo podemos ayudar a quienes luchan con cuestiones de identidad sexual? ¿Por qué no debemos ser los que lanzan piedras, incluso con personas que, como la mujer en adulterio, son culpables de pecado?

Textos clave: Génesis 1:3–5; Juan 1:1–3; Éxodo 20:8–11; Apocalipsis 14:7; Mateo 19:3–6; Romanos 5:12. 

RESEÑA 
Jesús dijo una vez: “Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca” (Mateo 7:24, 25). Si la revelación de Cristo para nosotros, su Palabra, la Biblia, es el fundamento de nuestra vida, ¿cuál es el fundamento sobre el cual se basa toda la Escritura? La respuesta se encuentra en Génesis, el primer libro de la Biblia, donde se originan las principales enseñanzas o doctrinas. Allí encontramos la enseñanza fundamental de la Creación y de Dios el Creador. Dada la importancia de este fundamento, ¿deberíamos pensar que es una coincidencia que haya habido un ataque sin precedentes, en los tiempos modernos, contra la enseñanza bíblica de la Creación? ¿Es casualidad que la iglesia del tiempo del fin tenga la misión de proclamar a Jesús como Creador, quien resalta esta característica de sí mismo? En la introducción a la iglesia de Laodicea (la última de las siete iglesias en Apocalipsis 2, 3), Jesús se refiere a sí mismo como “el Amén, el testigo fiel y verdadero, el principio de la creación de Dios” (Apocalipis 3:14). El mensaje de los tres ángeles comienza con la proclamación del primer ángel: “Temed a Dios, y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado; y adorad a aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas” (Apocalipsis 14:7). Durante las próximas dos semanas, estudiaremos por qué la enseñanza de la Creación es fundamental para el mensaje y la misión del pueblo de Dios del tiempo del fin y cómo debe interpretarse el relato de la Creación.

COMENTARIO

Texto bíblico 
¿Alguna vez te pusiste a pensar en tu existencia? ¿De dónde vengo? ¿Por qué estoy aquí? ¿Qué significado tiene la vida? ¿Quién soy? 
Los grandes filósofos han reflexionado sobre estas preguntas durante milenios. Estas preguntas fundamentales constituyen el núcleo del relato de la Creación y, de hecho, encuentran respuesta en los primeros dos capítulos del Génesis. A lo largo de la historia, estos capítulos han proporcionado dignidad, significado y propósito a la humanidad. Han inspirado a las mentes más brillantes para explorar el mundo que las rodea y descubrir las maravillas de la Creación de Dios. 
En la sencilla frase inicial de la Biblia, Génesis 1:1 aborda la más profunda de las preguntas humanas. Antes de ser creados, en el principio existía Dios. Él diseñó un ecosistema para nosotros y creó la Tierra como morada perfecta a fin de sostener la vida para sus nuevas criaturas. Nuestra Tierra está ubicada a una distancia precisa del Sol, ni muy lejos ni muy cerca. El Sol tiene el tamaño perfecto con el fin de no producir demasiada energía para destruir la vida. Hay abundante agua en la Tierra y una atmósfera respirable. La Luna tiene el tamaño justo para controlar las mareas. El campo magnético está ajustado para evitar que nos cocinemos con el Sol. No es de extrañar que, después de cada paso de la Creación, Dios considere que es bueno (tôv; Génesis 1:4, 10, 18, 21, 25), y al terminar, tôv mě’ōd, “bueno en gran manera” (Génesis 1:31). La designación “bueno”, en hebreo, puede incluir tanto belleza estética como los aspectos éticos, porque la Creación se originó en Dios, que es amor (1 Juan 4:8). Ilustración En el Salmo 139:14, David reconoce las complejidades del cuerpo cuando dice: “Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras; estoy maravillado, y mi alma lo sabe muy bien”. 
Hoy sabemos mucho más que en los días de David sobre las complejidades del elemento más pequeño del cuerpo humano: la célula. La célula humana está formada por las máquinas más pequeñas que, para funcionar, deben tener todas sus partes. Como una trampa para ratones, quitas una parte, y los dispositivos dejan de funcionar. Cada célula contiene el ADN de una persona. Una computadora se basa en el código binario de ceros y unos. El ADN está formado por un código cuaternario (A, C, G y T), que es mucho más complejo que un código binario. Un lenguaje completo con gramática y sintaxis está asociado con el ADN, con tres mil millones de bases. Además, este ADN puede replicarse, y lo hace dentro de casi 40 billones de células en el cuerpo humano. Cada una de los doscientos tipos de células del cuerpo humano tiene una función diferente. Estos son los componentes básicos de la vida, y trabajan en armonía con el fin de llevar a cabo las funciones básicas para que un ser humano sobreviva. Indudablemente, Dios nos hizo de manera formidable y maravillosa. Esta complejidad y la homogeneidad entre todos los seres humanos y las criaturas vivientes apuntan a un solo Creador que diseñó la vida. Pero, no somos máquinas simplemente. Se nos ha dado una mente creativa, una conciencia y la capacidad de experimentar amor, esperanza y felicidad. La conciencia de la mente humana y la libertad que tenemos para elegir y crear son imposibles de explicar desde una perspectiva evolutiva. Cuánto más fácil es creer en un Creador que nos creó a su imagen y semejanza (Génesis 1:27). Texto bíblico Después de crear el ecosistema para la vida y llenarlo de peces, aves y animales terrestres, la Deidad comunitaria diseñó a la humanidad como el pináculo de la Creación para que también viviese en comunidad. “Hagamos al hombre a nuestra imagen [...]. Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó” (Génesis 1:26, 27). La humanidad debía vivir en comunión con Dios y unos con otros. Dios dispuso que hombres y mujeres se complementaran mutuamente tanto en forma biológica como física y emocional. Eran el “complemento perfecto” el uno para el otro, de modo que Adán pudo exclamar, cuando Eva fue diseñada más tarde a partir de su costilla: “Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne” (Génesis 2:23). Por lo tanto, Adán la llama “mujer” (RVC). El matrimonio requiere que “dej[e] el hombre a su padre y a su madre, y se un[a] a su mujer, y se[a]n una sola carne” (Génesis 2:24). La base de la cultura y la civilización en la Tierra era la unidad entre marido y mujer, y los hijos que nacieran de esta relación mediante la procreación. Por eso, la Biblia pone tanto énfasis en la unidad familiar. Este énfasis también se destaca en los Diez Mandamientos. Los primeros cuatro Mandamientos describen la relación de la humanidad con Dios, que culmina en el día de descanso sabático, que solidifica la obediencia y el honor dados a Dios por medio de una relación especial de una semana a otra. Observa que, después del precepto del día de reposo, la transición al quinto Mandamiento se centra principalmente en la familia, porque aquí es donde el carácter de Dios se transmitiría a las generaciones futuras: “Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da” (Éxodo 20:12). El propósito original de la Creación de Dios era un mundo lleno de familias amorosas que pusieran a Dios por encima de todo, reflejaran su carácter en su vida y criaran a sus hijos en humilde obediencia. El intento de Satanás de destruir el propósito de Dios en la Caída abrió una brecha entre Dios y la humanidad, y luego entre Adán y Eva. Cuando Eva se apartó de Adán, esto le dio una oportunidad a Satanás. En un momento desprevenido, Eva se acercó curiosamente al árbol prohibido del conocimiento del bien y del mal. Satanás, al insinuar dudas sobre la palabra de Dios, logró distorsionar e interrumpir el plan de protección divino. Los resultados inmediatos fueron devastadores. Después de que Eva y Adán comieron del árbol, su sentido de separación y culpa apartó a la primera pareja de su relación con Dios. Ahora sentían su propia desnudez. Después de que Dios en su amor los buscó, se culparon mutuamente, lo que fomentó la división que acababa de surgir. En el capítulo siguiente, Génesis 4, vemos el resultado completo del pecado en el asesinato de un hijo y un hermano. 
La desobediencia a la Palabra de Dios dio su fruto final en la destrucción de la Creación de Dios. La duda insinuante de Satanás al principio, “¿Conque Dios os ha dicho [...]?” (Génesis 3:1) todavía está con nosotros hoy a través de la Teoría de la Evolución. La Palabra de Dios testifica claramente que llamó a los cielos y la Tierra a la existencia, y que “todas las cosas por él [Cristo] fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho” (Juan 1:3). Si dudamos de la Palabra de Dios con respecto a su obra creadora, ¿no estamos tan ciertamente siguiendo una mentira como nuestros primeros padres al comienzo de la historia de la Tierra? Cristo vino a restaurar el mundo y su Creación para sí mismo y para su Padre. Al declarar que “antes que Abraham fuese, yo soy” (Juan 8:58), Jesús afirmó que él era el Dios autoexistente del Universo. El viento y los mares le obedecían porque él los creó. Resucitó a la hija de Jairo de entre los muertos, porque “en él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres” (Juan 1:4). La recreación final que Cristo promete (Juan 14:1–4) en la Segunda Venida es posible solo si él en verdad fue nuestro Creador al principio. 

APLICACIÓN A LA VIDA 
Dios pretendía que la familia fuera la unidad fundamental de la vida humana. ¿Cuáles son, entonces, los resultados cuando se erosiona la base de un edificio? La erosión de la creencia en la Creación ¿cómo incide en el resto de la estructura en la sociedad? ¿Qué diferencia marca la Teoría de la Evolución para el significado de nuestra existencia? Esta semana, ¿qué da testimonio del propósito de Dios en tu vida? “Jesús dirigió la atención de sus oyentes hacia la institución del matrimonio tal como fue ordenada en la Creación. [...] Entonces tuvieron su origen, para la gloria de Dios y en beneficio de la humanidad, dos instituciones gemelas: el matrimonio y el sábado. En aquel entonces, mientras Dios unía las manos de la santa pareja en matrimonio diciendo: ‘Dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne’ (Génesis 2:24), proclamó la ley del matrimonio para todos los hijos de Adán hasta el fin del tiempo. Lo que el mismo Padre eterno había considerado bueno era la ley de la más elevada bendición y desarrollo del hombre” (DMJ 61, 62).

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