martes, 20 de junio de 2023

La Biblia: Sola Scriptura - Cómo interpretar la Biblia

“Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón” (Hebreos 4:12). 
El postulado protestante de Sola Scriptura (solo la Biblia) elevó la Escritura como criterio único y fuente concluyente para la teología. En contraste con la teología católico romana, que enfatizaba las Escrituras y la tradición, la fe protestante enfatizaba la palabra clave “sola”; es decir, solo las Escrituras son la autoridad final cuando se trata de asuntos de fe y doctrina. Fue la Biblia lo que le dio fuerza y autoridad decisivas a la Reforma Protestante, y su revuelta contra Roma y los errores que había estado enseñando durante siglos. 
Confrontados con una interpretación alegórica de la Escritura, donde se inferían muchos significados diferentes del texto bíblico, los reformadores protestantes enfatizaron la importancia de una interpretación gramatical-histórica de la Biblia, que consideraba seriamente la gramática y el significado literal del texto bíblico. Esta semana consideraremos el principio de Sola Scriptura con mayor detalle. Descubriremos que Sola Scriptura implica algunos principios fundamentales de interpretación bíblica que son indispensables para una interpretación adecuada de la Palabra de Dios.

I. LA BIBLIA COMO NORMA IMPERANTE

Desde el comienzo, los Adventistas del Séptimo Día se consideran “el pueblo del Libro”; es decir, cristianos que creen en la Biblia. Para afirmar el principio bíblico de Sola Scriptura (solo la Biblia), reconocemos la autoridad única de la Biblia. Solo la Escritura es la norma imperante para nuestra teología, y la máxima autoridad para la vida y la doctrina. Otras fuentes, como la experiencia religiosa, la razón humana o la tradición, están subordinadas a la Biblia. De hecho, el principio de Sola Scriptura tenía la intención de salvaguardar la autoridad de las Escrituras de la dependencia de la iglesia y su interpretación, y descartaba la posibilidad de que la norma para su interpretación fuera ajena a la Biblia. 

Lee 1 Corintios 4:1 al 6, especialmente el versículo 6, en el que Pablo dice que no debemos “pensar más de lo que está escrito”. ¿Por qué este aspecto es tan crucial para nuestra fe? 

No ir más allá de lo que está escrito no excluye las perspectivas de otros campos de estudio, como la arqueología bíblica o la historia. Otros campos pueden arrojar luz sobre algunos aspectos bíblicos y el trasfondo de los pasajes de las Escrituras, y por lo tanto pueden ayudarnos a entender mejor el texto bíblico. Tampoco excluye la ayuda de otros recursos en la tarea de interpretación, como los léxicos, los diccionarios, las concordancias y otros libros y comentarios. Sin embargo, en la correcta interpretación de la Biblia, el texto de la Escritura tiene prioridad sobre todos los demás aspectos, ciencias y ayudas secundarias. 
Otras perspectivas deben evaluarse cuidadosamente desde el punto de vista de la Escritura en su conjunto. Lo que afirmamos positivamente cuando practicamos el principio de Sola Scriptura es que, si surge un conflicto en la interpretación de nuestra fe, entonces la Biblia sola posee la autoridad que trasciende y juzga cualquier otra fuente o tradición eclesiástica. No debemos ir más allá o en contra de lo que está escrito en la Biblia. El verdadero cristianismo y la convincente predicación del evangelio dependen de un compromiso firme con la autoridad de las Escrituras. 

“Solo la Biblia es el verdadero señor y maestro de todos los escritos y doctrinas de la Tierra” (M. Lutero, Luther’s Works, t. 32, pp. 11, 12)
Lee Hechos 17:10 y 11. ¿Cómo fundamentan estos versículos lo que estamos hablando aquí en cuanto a la primacía de la Escritura?

II. LA UNIDAD DE LA ESCRITURA

La Biblia misma afirma que “toda la Escritura es inspirada por Dios” (2 Timoteo 3:16) y que “ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo” (2 Pedro 1:20, 21). 
Como Dios es el Autor supremo de la Biblia, podemos asumir que existe una unidad y una armonía fundamentales entre las diversas partes de las Escrituras con respecto a los temas clave que enseña. 

Lee Tito 1:9 y 2 Timoteo 1:13. ¿Por qué es importante la unidad de la Biblia para nuestra fe? 

Únicamente sobre la base de su unidad interna, una unidad que proviene de su inspiración divina, las Escrituras pueden funcionar como su propio intérprete. Si las Escrituras no tuvieran esa unidad general en sus enseñanzas, no podríamos encontrar armonía doctrinal sobre un tema determinado. Sin la unidad de la Biblia, la iglesia no tendría medios para distinguir la verdad del error y repudiar la herejía; no tendría base para aplicar medidas disciplinarias ni para corregir desviaciones de la verdad de Dios. Las Escrituras perderían su poder convincente y liberador. Sin embargo, Jesús y los escritores bíblicos dan por sentada la unidad de las Escrituras, que se basa en su origen divino. 

Podemos ver esto en su práctica común de citar varios libros del Antiguo Testamento como de igual peso y armonía (Romanos 3:10-18; donde Pablo utiliza referencias bíblicas de Eclesiastés 7:20, Salmos 14:2, 3; 5:9; 10:7 e Isaías 59:7, 8). Los escritores de la Biblia consideraban las Escrituras como un todo inseparable y coherente en el que se desarrollan los temas principales. No hay discordia entre el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento. El Nuevo Testamento no contiene un nuevo evangelio ni una nueva religión. El Antiguo Testamento se desdobla en el Nuevo Testamento, y el Nuevo Testamento se basa en el Antiguo Testamento. Como tales, los dos Testamentos tienen una relación recíproca en la que se iluminan mutuamente. La unidad de las Escrituras también implica que todas las Escrituras (Tota Scriptura) deben tomarse en consideración cuando estudiamos un tema bíblico, en lugar de construir nuestra enseñanza solo en declaraciones aisladas. 

¿Qué debemos hacer cuando nos encontramos con versículos o ideas que parecen contradictorios en la Biblia? ¿Cómo trabajamos para resolverlos?

III. LA CLARIDAD DE LA BIBLIA

Cualquier apelación a las Escrituras en sí tiene poco sentido si el texto bíblico no es claro en su significado. Lee Mateo 21:42; 12:3 y 5; 19:4; 22:31; Marcos 12:10 y 26; Lucas 6:3; Mateo 24:15; y Marcos 13:14. ¿Qué sugieren las repetidas referencias de Jesús a las Escrituras con respecto a la claridad del mensaje? 

El testimonio bíblico es inequívoco: la Biblia es suficientemente clara en lo que enseña. La Biblia es tan clara que la pueden entender tanto niños como adultos, especialmente en sus enseñanzas más básicas. Y, sin embargo, existen infinitas oportunidades para profundizar nuestro conocimiento y comprensión. 

No necesitamos ningún Magisterio de la Iglesia que nos proporcione el significado de la Biblia. Al contrario, todos los creyentes pueden entender sus enseñanzas básicas. Esto da por sentado el sacerdocio de todos los creyentes en vez de restringir su interpretación a unos pocos elegidos, como el sacerdocio clerical. Por lo tanto, en la Biblia se nos alienta a estudiar la Biblia por nosotros mismos porque podemos entender el mensaje de Dios para nosotros. Se ha señalado acertadamente que “el ejemplo coherente de los escritores de la Biblia muestra que las Escrituras deben considerarse en su sentido evidente y literal, a menos que esta quiera proyectar un cuadro figurado especial. [...] No hay tal cosa como un ‘descascaramiento’ del sentido literal para llegar al ‘grano’ de un significado místico, oculto o alegórico, que solo los iniciados pueden descubrir” (Tratado de teología adventista del séptimo día, 76). Al contrario, la claridad de la Biblia guarda relación con el lenguaje, el sentido y las palabras de las Escrituras, porque los escritores bíblicos procuran una verdad específica, no significados subjetivos, descontrolados y diversos del texto bíblico. Nada de esto significa que, a veces, no encontraremos textos e ideas que no entendamos plenamente o que no captemos. Después de todo, esta es la Palabra de Dios, y nosotros no somos más que seres humanos caídos. Sin embargo, la Palabra de Dios es suficientemente clara sobre las cosas que realmente necesitamos saber y comprender, especialmente en relación con el tema de la salvación. 

Piensa en alguna ocasión en la que no entendías algunos pasajes, que posteriormente se esclarecieron. ¿Qué aprendiste de esa experiencia que quizá podría ayudar a otros a luchar contra algo similar?

IV. LA ESCRITURA INTERPRETA A LA ESCRITURA

Únicamente porque hay una unidad subyacente en las Escrituras, la Biblia puede funcionar como su propio intérprete. Sin esa unidad, la Escritura no podría ser la luz que revele su propio significado, donde una parte de la Escritura interpreta otras partes y, por lo tanto, se convierte en la clave para interpretar pasajes relacionados. 

Lee Lucas 24:27, 44 y 45. ¿Cómo alude Jesús a las Escrituras para explicar quién es él? ¿Qué nos enseña esto acerca de cómo podemos utilizar las Escrituras? 

La belleza de permitir que la Escritura interprete la Escritura es que arroja más luz sobre su propio significado. Al hacerlo, no enlazamos varios pasajes indiscriminadamente para justificar nuestra opinión, sino que consideramos cuidadosamente el contexto de cada pasaje. Además del contexto inmediato anterior y posterior de un pasaje que estamos investigando, debemos tener en cuenta el contexto del libro en el que se encuentra el pasaje. Además, puesto que en las Escrituras “las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron” (Romanos 15:4), según Pablo, debemos estudiar todo lo que dice la Escritura sobre determinado tema. 

“La Biblia es su propio intérprete. Debe compararse texto con texto. El estudiante debería aprender a considerar la Biblia como un todo y a ver la relación que existe entre sus partes. Debería adquirir el conocimiento de su gran tema central, del propósito original de Dios hacia el mundo, del comienzo de la gran controversia y de la obra de la redención” (Ed 190). 

Cuando comparamos la Escritura con la Escritura, es importante estudiar la Biblia detenidamente. En lo posible, deberíamos hacerlo en sus idiomas originales, o al menos con una traducción apropiada de la Biblia del significado del hebreo y el griego originales. Aunque no se necesita conocer los idiomas originales para tener una buena comprensión de la Biblia, ciertamente es una ayuda. El estudio fiel y en oración de la Palabra, con una actitud de humildad y sumisión, seguramente dará grandes frutos. Piensa en una doctrina, como el estado de los muertos. Enfocarse en algunos pasajes selectos podría conducir a un error si se ignoran otros pasajes. ¿Qué nos dice esto acerca de lo importante que es reunir y leer todo lo que la Biblia dice sobre un tema para entender mejor lo que enseña?

V. SOLA SCRIPTURA Y ELENA WHITE

Lee Isaías 8:20. ¿Por qué siempre es importante remitirse a “la ley y el testimonio” bíblicos como las normas para nuestra enseñanza y doctrina? ¿Qué implica esto para el ministerio de los profetas que no han llegado a formar parte del canon bíblico? 

Cuando hablamos de Sola Scriptura (solo la Biblia), los adventistas del séptimo día nos enfrentamos inevitablemente a la pregunta de qué hacer con Elena de White, quien también fue inspirada por Dios y sirvió como mensajera de Dios para su pueblo remanente. ¿Cuál es la relación de sus escritos con las Escrituras? 

Incluso una lectura superficial de los escritos de Elena de White muestra claramente que, para ella, la Biblia era fundamental y esencial en todos sus pensamientos y teología. De hecho, ella sostuvo repetidamente que la Biblia es la máxima autoridad y la norma final para todas las doctrinas, la fe y la práctica (ver CS, 581). Además, ella claramente apoyó y mantuvo el gran principio protestante de Sola Scriptura (ver CS, 12). Según la misma Elena de White, sus escritos, en comparación con las Escrituras, eran una “una luz menor para guiar a los hombres y mujeres a la luz mayor” (3MS, 32), la Biblia. Sus escritos nunca son un atajo ni un reemplazo para ningún estudio bíblico serio. De hecho, ella comenta: 

“No están familiarizados con las Escrituras. Si hubieran estudiado la Palabra de Dios, con un deseo de alcanzar la norma bíblica y lograr la perfección cristiana, no habrían necesitado los Testimonios. Es porque han descuidado el conocimiento del Libro inspirado por Dios por lo que él ha intentado alcanzarlos por medio de testimonios sencillos y directos” (2TI, 535). 

Por lo tanto, debemos apreciar sus escritos. Comparten el mismo tipo de inspiración que tenían los escritores bíblicos, pero tienen una función diferente de la de la Biblia. Sus escritos no son una adición a las Escrituras, sino que están subordinados a las Santa Biblia. Ella nunca tuvo la intención de que sus escritos ocuparan el lugar de las Escrituras; al contrario, exaltó la Biblia como la única norma de fe y práctica. 

Piensa en el increíble regalo que se nos ha dado a través del ministerio de Elena de White. ¿Cómo podemos aprender a apreciar mejor la asombrosa luz que proviene de ella y, al mismo tiempo, defender la supremacía de las Escrituras?

CONCLUSIÓN

En el capítulo sobre interpretación bíblica del Tratado de teología adventista del séptimo día, lee las partes sobre la “Analogía de la Escrituras”, “Las Escrituras son su propio intérprete”, “La coherencia de las Escrituras” y “La claridad de las Escrituras”, pp. 75-77. 

Lee 
- La educación, capítulo 20, “La enseñanza y el estudio de la Biblia”, pp. 185-192; 
- Mensajes selectos, t. 3, “La primacía de la Palabra”, pp. 31-35. 

“Debería enseñarse al estudiante de la Biblia a acercarse a ella con el espíritu del que aprende. Debemos escudriñar sus páginas, no en busca de pruebas que apoyen nuestras opiniones, sino para saber lo que Dios dice. “Solo se puede obtener un verdadero conocimiento de la Biblia mediante la ayuda del Espíritu que dio la Palabra; y a fin de obtener ese conocimiento debemos vivir de acuerdo con él. Debemos obedecer todo lo que la Palabra de Dios manda. [...] El estudio de la Biblia requiere nuestro más diligente esfuerzo y nuestra más perseverante meditación. Con el mismo afán y la misma persistencia con que el minero excava la tierra en busca del tesoro, deberíamos buscar nosotros el tesoro de la Palabra de Dios” (Ed, 189).

“Cuando hagan de la Biblia vuestro alimento, vuestra comida y vuestra bebida, cuando hagan de sus principios los elementos de vuestro carácter, sabrán mejor cómo recibir el consejo de Dios. Exalto la preciosa Palabra delante de ustedes hoy. No repitan lo que yo he dicho: ‘La Hna. White ha dicho así’ y ‘La Hna. White ha dicho asá’. Descubran lo que el Señor de Israel ha dicho, y entonces hagan lo que él ordena” (3MS, 35). 

PREGUNTAS PARA DIALOGAR: 
1. ¿Qué creencias erróneas tienen algunos porque solo analizaron algunos textos selectos en vez de estudiar todo lo que dice la Biblia sobre un tema? 
2. En Mateo 11:11, Jesús dijo de Juan el Bautista: “De cierto os digo: Entre los que nacen de mujer no se ha levantado otro mayor que Juan el Bautista; pero el más pequeño en el reino de los cielos, mayor es que él”. Jesús señala a un profeta que no tiene escritos en la Biblia y aun así dice cosas de él. ¿Qué debería decirnos esto sobre por qué un verdadero profeta no tiene que tener un libro en la Biblia y aun así ser un verdadero profeta? ¿Qué mensaje podemos sacar los adventistas del séptimo día de este hecho? 
3. Como Adventistas, no estamos solos al afirmar que la Biblia es nuestra autoridad final. Otras iglesias también lo sostienen. Entonces, ¿cómo explicamos las doctrinas contradictorias que otros cristianos dicen encontrar en la Biblia?

Textos clave: Hebreos 4:12; 1 Corintios 4:6; Isaías 8:20; Tito 1:9; 2 Timoteo 1:13; Lucas 24:27, 44, 45. 

RESEÑA 
La Biblia y el protestantismo están entrelazados en una historia común. Se podría decir que la historia del cristianismo es, en cierto sentido, la historia de la interpretación de la Biblia. Sola Scriptura, solo la Biblia, ha sido el grito de batalla de la Reforma Protestante. Sola Scriptura elevó el papel de la Escritura a un estándar único y a una fuente normativa para la teología. Además, Sola Scriptura fue un instrumento para criticar las estructuras del poder eclesiástico y las tradiciones eclesiásticas de larga data. Restituyó la Biblia a las manos de la gente común. Como tal, Sola Scriptura es el principio rector esencial que dirige la vida de la iglesia. Denota la convicción de que la Biblia, y solo la Biblia, es el único criterio para la fe y la vida cristiana. Lo que creemos en cuestiones de fe es verdad solo si nuestras creencias se ajustan al testimonio de la totalidad de la Escritura, a toda la Escritura (Tota Scriptura). Este precepto implica la unidad de la Escritura y la premisa de que la Biblia es lo suficientemente clara en lo que dice. Por lo tanto, Sola Scriptura es mucho más que un lema de la Reforma. Sin la Biblia, la Reforma no hubiera podido lograr lo que hizo. Sola Scriptura también implica una serie de principios importantes para la interpretación de las Escrituras que están inextricablemente entrelazados con el principio de Sola Scriptura. Esta semana veremos más de cerca algunos de estos principios de interpretación.

COMENTARIO 
Cuando reafirmamos la importancia de Sola Scriptura para nuestra fe, reconocemos la autoridad divina única de la Biblia sobre cualquier otra fuente que pueda influir en nuestra teología. Sola Scriptura no significa solo Scriptura (texto bíblico sin acompañamiento). Hay otras fuentes que inevitablemente son parte de lo que creemos. Pero la Biblia sola es la norma imperante y la máxima autoridad sobre cualquier otra fuente en cuanto a asuntos de fe y práctica. Las Escrituras están por encima de cualquier credo de la iglesia. Las Escrituras no están sujetas al juicio de la ciencia ni a la voz de la mayoría, ni a ninguna tradición, razón o experiencia. 
En palabras de Elena de White: “Pero Dios tendrá un pueblo en la Tierra que sostendrá la Biblia y la Biblia sola como regla fija de todas las doctrinas y base de todas las reformas. Ni las opiniones de los sabios, ni las deducciones de la ciencia, ni los credos o las decisiones de concilios ecuménicos, tan numerosos y discordantes como lo son las iglesias que representan, ni la voz de las mayorías; nada de eso, ni en conjunto ni en parte, debe ser considerado como evidencia a favor o en contra de cualquier punto de fe religiosa. Antes de aceptar cualquier doctrina o precepto, debemos exigir un categórico ‘Así dice Jehová’ ” (CS, 653).

La Biblia tiene este papel magistral debido a su origen y su autoridad divinos. Por lo tanto, no deberíamos decir menos de lo que las Escrituras afirman. Tampoco debemos agregar a las palabras de las Escrituras e ir más allá de sus claras enseñanzas. Al final del último libro de la Biblia, leemos la siguiente advertencia que se puede aplicar a toda la Escritura: “Yo testifico a todo aquel que oye las palabras de la profecía de este libro: Si alguno añadiere a estas cosas, Dios traerá sobre él las plagas que están escritas en este libro. Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad y de las cosas que están escritas en este libro” (Apocalipsis 22:18, 19). 

¿Por qué crees que es importante no agregar ni quitar palabras de las Escrituras? 
¿Qué pasaría si le añadiéramos o le restáramos a su verdad? 
¿Qué implicaría quitarle o restarle autoridad a la Escritura? 
¿Qué nos dice esta respuesta sobre la autoridad de la persona que agrega o quita partes de las Escrituras? 

Solo la Biblia es la norma rectora de nuestra fe. Este precepto implica una serie de otros aspectos y principios, a saber: La unidad de la Escritura El hecho de que la Escritura pueda funcionar como una guía y norma teológica solo es posible debido a su unidad interna. Esta unidad es el resultado de su inspiración divina. La unidad no se superpone a las Escrituras, sino que fluye de su origen divino. La Biblia misma testifica de esta unidad por el hecho de que los escritores del Nuevo Testamento citan básicamente todo el Antiguo Testamento (la Escritura de su época). Además, las palabras de Jesús y los escritos del Nuevo Testamento fueron puestos al mismo nivel de autoridad que el Antiguo Testamento (comparar con Luc. 10:16; 2 Ped. 3:16). Por lo tanto, ninguna parte de las Escrituras tiene más autoridad que otra. El Nuevo Testamento no está por encima del Antiguo Testamento; y el Antiguo Testamento se desdobla en el Nuevo Testamento. Si no hubiera inspiración divina, no habría unidad en la Escritura. Sin la inspiración de Dios, solo tendríamos escritos bíblicos dispares y contradictorios. 

Sin la unidad de la Escritura, no podríamos desarrollar una teología bíblica integral. Solo podríamos hablar de las tantas teologías inconsistentes de varios escritores bíblicos. Solo la unidad de la Escritura nos permite considerar toda la Escritura y comparar pasaje con pasaje. Si no hubiera unidad de la Escritura, ya no podríamos comparar la Escritura con la Escritura misma. Ya no podríamos volver a consultar las Escrituras para resolver las preguntas. La unidad de la Escritura tiene implicaciones de largo alcance para nuestra teología. Sin una unidad básica de la Escritura, no podríamos distinguir la verdad del error. Tampoco podríamos oponernos más a la herejía teológica. Sin la unidad de la Escritura, terminaríamos con una pluralidad de creencias dispares en la Biblia, y la Biblia estaría llena de contradicciones e inconsistencias. Por lo tanto, la Biblia habría perdido efectivamente su capacidad de ser la norma y la guía de lo que creemos, y no podría usarse para aportar una unidad teológica entre los creyentes. Aplicación Hoy hay algunos que afirman que el Nuevo Testamento tiene más autoridad que el Antiguo Testamento. Sostienen que el Antiguo Testamento imparte ira y venganza y una salvación que se basa en nuestras obras, mientras que en el Nuevo Testamento encontramos amor y misericordia, perdón y gracia. Por lo tanto, no hay unidad de pensamiento. Por consiguiente, el Nuevo Testamento, y especialmente las palabras de Jesús, están por encima de las palabras del Antiguo Testamento. ¿Cómo responderías a esa postura? ¿Dónde ves problemas con este enfoque? ¿Qué implicaciones tiene este punto de vista para la autoridad de la Biblia? La claridad de la Escritura Cuando apelamos solo a la Escritura, también expresamos implícitamente nuestra convicción de que lo que la Escritura establece es lo suficientemente claro como para entenderlo a fin de que podamos ponerlo en práctica. Quizá los textos más difíciles de la Biblia no sean aquellos que nos desafían en nuestro conocimiento limitado. Al contrario, los textos más difíciles pueden ser aquellos que entendemos claramente, pero que a menudo nos resistimos a seguir. Niños y adultos por igual pueden entender la Biblia claramente. Sin embargo, hay un alcance infinito para las verdades de las Escrituras más allá de lo que sabemos. Por lo tanto, incluso las mentes más educadas tienen un amplio espacio para crecer en una comprensión y un conocimiento más profundos. Las Escrituras afirman repetidamente que es lo suficientemente clara como para que la entiendan quienes la leen y la escuchan (ver Neh. 8:8; 12; Efe. 3:4; Mat. 21:42; 12:3, 5; 19:4; 22:31; Mar. 12:10, 26; Luc. 6:3). Como la Biblia es lo suficientemente clara, somos totalmente responsables de lo que hacemos o dejamos de hacer, cuando lo entendemos. ¿De qué serviría la Escritura si fuera oscura y poco clara? ¿Podría funcionar como una norma y una guía? Explica. La Escritura interpreta la Escritura Debido a la unidad de las Escrituras, la Biblia puede funcionar como su propio intérprete. Una parte de la Escritura puede arrojar luz sobre otras partes. Por lo tanto, debemos considerar cuidadosamente los contextos históricos y literarios de las declaraciones bíblicas, en vez de simplemente agrupar los pasajes en los que aparece la misma palabra. Cuando le damos a la Escritura la oportunidad de arrojar luz sobre otras partes de la Escritura en las que se muestran las mismas ideas y palabras, debemos tener en cuenta todo lo que la Escritura dice sobre un tema determinado. Una cuidadosa comparación y estudio de las Escrituras debe tener prioridad sobre cualquier comentario o autor secundario que escriba sobre temas bíblicos o dé una interpretación de las Escrituras. Incluso Elena de White no debe usarse como un atajo para el estudio cuidadoso de la Biblia. Si bien podemos obtener información valiosa de sus comentarios, ella no puede reemplazar una investigación exhaustiva de la Biblia misma.

APLICACIÓN A LA VIDA

No necesitamos sacerdotes ni las enseñanzas del Magisterio de la Iglesia u otras autoridades que interpreten las Escrituras por nosotros. Existe el sacerdocio de todos los creyentes. Sin embargo, hay sabiduría en el conocimiento colectivo de aquellos que también estudian la Biblia. Dios también guía a mis hermanos creyentes, y una nueva luz resistirá la prueba de la investigación más profunda por parte de aquellos que también aprecian el mensaje de la Biblia. En palabras de Elena de White: “Dios no ha pasado por alto a su pueblo ni ha elegido a un hombre solitario aquí y otro allí como los únicos dignos de que se les confíe su verdad. No da a un hombre una nueva luz contraria a la establecida fe del cuerpo. [...] Nadie debe tener confianza en sí mismo, como si Dios le hubiese dado una luz especial más que a sus hermanos [...]. Uno acepta alguna idea nueva y original que no parece estar en conflicto con la verdad. Se espacia en ella hasta que le parece que está revestida de belleza e importancia, porque Satanás tiene poder para dar esa falsa apariencia. Al fin llega a ser el tema que lo absorbe todo, el único gran punto alrededor del cual gira todo, y la verdad queda desarraigada del corazón [...]. Los amonesto a que desconfíen de estas cuestiones secundarias, que tienden a distraer la mente de la verdad. Nunca es inofensivo el error. Nunca santifica, sino que siempre produce confusión y disensión” (EUD 92, 93). ¿En qué sentido corres el riesgo de crear una “nueva luz” tan absorbente que cree confusión y provoque disensión? ¿Por qué hay sabiduría al consultar con otros? ¿Qué peligro hay en aceptar “nueva luz contraria a la establecida fe del cuerpo” de Cristo?

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