martes, 20 de junio de 2023

La singularidad de la Biblia - Cómo Interpretar la Biblia

“Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino” (Salmos 119:105). 

Compuesta por 66 libros y escrita durante más de 1.500 años en tres continentes (Asia, África y Europa), por más de 40 autores, la Biblia es única. No hay otro libro, sagrado ni religioso, como este. Y no es de extrañar. Al fin y al cabo, es la Palabra de Dios. Hay más de 24.600 manuscritos del Nuevo Testamento que se conservan de los primeros cuatro siglos después de Cristo. De los manuscritos originales de Platón, hay 7; de Herodoto, 8; y de La Ilíada, de Homero, un poco más: son 263 copias las que perduraron. Por lo tanto, tenemos una poderosa evidencia que confirma la integridad del texto del Nuevo Testamento. La Biblia fue el primer libro en traducirse, el primer libro impreso en Occidente, y el primer libro cuya distribución fue tan amplia y en tantos idiomas que, en la actualidad, el 95 por ciento de la población puede leerlo. La Biblia también es única por su contenido y su mensaje, los cuales se centran en los actos redentores de Dios a través de la historia. Es la Palabra viva de Dios, porque los creyentes de hoy cuentan con la promesa de que el mismo Espíritu de Dios que inspiró la Escritura (2 Timoteo 3:16, 17) los guiará a toda verdad a medida que estudien la Palabra (Juan 14:16, 17; 15:26; 16:13).

I. LA PALABRA VIVA DE DIOS

Las palabras más importantes que se dicen, a menudo, son las últimas palabras que una persona pronuncia. Moisés, autor de los primeros cinco libros –y fundacionales– de la Biblia, entona un cántico al pueblo justo antes de su muerte (Deuteronomio 31:30-32:43). Lee Deuteronomio 32:45 al 47. ¿Cómo describe Moisés la Palabra de Dios y su poder en la vida de los hebreos que están a punto de entrar en la Tierra Prometida? Entre las últimas palabras de Moisés, se encuentra una fuerte exhortación. Al fijar las palabras que Dios había hablado a través de él en el corazón del pueblo, Moisés quería enfatizarles que debían seguir dándole prioridad a Dios en su vida, y a su voluntad. Al comunicarles estas palabras a sus hijos, cada generación transmitiría el plan de salvación del Pacto de Dios. Fíjate que no debían elegir las palabras, sino que debían observar u obedecer “todas las palabras de esta ley” (Deuteronomio 32:46). Al final de la historia de la Tierra, Dios tendrá un pueblo que se mantendrá fiel a todas las Escrituras, lo que implica guardar los mandamientos de Dios y tener la fe de Jesús (Apocalipsis 14:12). Este pueblo permanecerá fiel a la enseñanza de la Biblia, porque esta no solo garantiza una vida más abundante en la Tierra, sino un destino eterno en el hogar que Jesús está preparando para nosotros (Juan 14:1-3). Lee Juan 1:1 al 5 y 14; y 14:6. ¿Qué nos enseñan estos versículos sobre Jesús y la vida eterna? ¿Qué relación hay entre el Verbo hecho carne y la revelación y la inspiración de las Escrituras? Jesús es el centro y el objetivo de todas las Escrituras. Su encarnación como el Mesías fue el cumplimiento de las promesas del Antiguo Testamento. Debido a que él vivió, murió y resucitó, tenemos la confirmación de las Escrituras y aún más: la gran promesa de la vida eterna en una existencia completamente nueva. Vuelve a leer Deuteronomio 32:47. En tu experiencia, ¿cuán cierto es que la obediencia a la Palabra de Dios “no [te] es cosa vana”? ¿Por qué la fe en Dios y la obediencia a su Palabra nunca son en vano?

II. QUIÉN ESCRIBIÓ LA BIBLIA Y DÓNDE

La diversidad de autores, así como sus ubicaciones y antecedentes, brindan un testimonio único de que Dios obra para comunicar la historia y su mensaje a personas culturalmente tan diversas como la audiencia a la que están dirigidos. ¿Qué nos dicen los siguientes versículos sobre los escritores bíblicos y su contexto? (Éxodo 2:10; Amós 7:14; Jeremías 1:1-6; Daniel 6:1-5; Mateo 9:9; Filipenses 3:3-6; Apocalipsis 1:9). La Biblia fue escrita por gente de diferentes orígenes y en diversas circunstancias. Algunos escribieron desde palacios; otros, desde cárceles; otros, en el exilio; y otros, en sus viajes misioneros para compartir el evangelio. Estas personas tenían diferentes formaciones y ocupaciones. Algunos, como Moisés, estaban destinados a ser reyes o, como Daniel, a ocupar altos cargos. Otros eran pastores sencillos. Algunos eran muy jóvenes; y otros, bastante ancianos. A pesar de estas diferencias, todos tenían algo en común: fueron llamados por Dios e inspirados por el Espíritu Santo con el fin de escribir mensajes para su pueblo, sin importar cuándo o dónde vivieran. Además, algunos de los autores fueron testigos presenciales de los acontecimientos relatados. Otros hicieron una investigación personal cuidadosa de los hechos o utilizaron cuidadosamente los documentos existentes (Josué 10:13; Lucas 1:1-3). Pero, todas las partes de la Biblia son inspiradas (2 Timoteo 3:16). Esta es la razón por la que Pablo declara que “las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron, a fin de que por [...] la consolación de las Escrituras, tengamos esperanza” (Romanos 15:4). El Dios que creó el lenguaje humano capacita a los escogidos para comunicar pensamientos inspirados de manera confiable en palabras humanas. “Dios se ha dignado comunicar su verdad al mundo por medio de instrumentos humanos, y él mismo, mediante su Santo Espíritu, hizo idóneos a los hombres y los habilitó para realizar esa obra. Guía la mente de ellos en la elección de lo que debían decir y escribir. El tesoro fue confiado a vasos de barro; sin embargo, a pesar de todo, es del Cielo” (MS 1:29). Tantos escritores diferentes, en contextos tan diversos y, sin embargo, el mismo Dios se revela a través de todos ellos. ¿Cómo nos ayuda esta asombrosa verdad a confirmar la veracidad de la Palabra de Dios?

III. LA BIBLIA COMO PROFECÍA

La Biblia es única, entre otras obras religiosas famosas, porque hasta el treinta por ciento de su contenido se compone de profecías y literatura profética. La integración de la profecía y su cumplimiento oportuno es fundamental para la cosmovisión bíblica, porque el Dios que actúa en la historia también conoce el futuro y lo ha revelado a sus profetas (Amós 3:7). La Biblia no es solo la Palabra viva o la Palabra histórica, es la Palabra profética. ¿Cómo revelan los siguientes pasajes los detalles del Mesías venidero?

Génesis 49:8-12...........................................................................................................................................
Salmo 22:12-18 ..........................................................................................................................................
Isaías 53:3-7 ...............................................................................................................................................
Daniel 9:24-27 ...........................................................................................................................................
Miqueas 5:2 ..............................................................................................................................................
Malaquías 3:1 ................................................................................................................................................
Zacarías 9:9 .....................................................................................................................................................

Hay al menos 75 predicciones mesiánicas directas en el Antiguo Testamento, y muchas más si también agregamos la tipología (la tipología es el estudio de los rituales del Antiguo Testamento, como los sacrificios, que se consideran miniprofecías de Jesús). Estas profecías se relacionan con detalles específicos como: “No será quitado el cetro de Judá” (Génesis 49:10); que nacería en Belén de Judá (Miqueas 5:2); que sería “despreciado y desechado entre los hombres”; azotado, acusado falsamente, pero sin abrir la boca para defenderse (Isaías 53:3-7); que sus manos y pies serían traspasados; y que se dividirían sus vestiduras entre sus verdugos (Salmos 22:12-18). El hecho de que estas profecías del Antiguo Testamento se hayan cumplido con tanta precisión en la vida, la muerte y la resurrección de Jesús es un testimonio de su inspiración y revelación divinas. También indica que Jesús era quien él y otros afirmaban que era. Jesús siguió a los profetas de la antigüedad al predecir su muerte y su resurrección (Lucas 9:21, 22; Mateo 17:22, 23), la caída de Jerusalén (Mateo 24:1, 2) y su segunda venida (Juan 14:1-3). Por lo tanto, la Biblia predice su encarnación, su muerte y su resurrección, y su cumplimiento garantiza su confiabilidad. ¿Cuántas razones puedes enumerar por las que crees en Jesús y en su muerte en nuestro favor? Compártelas en clase el sábado y hazte esta pregunta: ¿Por qué las evidencias son tan convincentes?

IV. LA BIBLIA COMO HISTORIA

La Biblia es única en comparación con otros libros “santos” porque está constituida en la historia. Esto significa que la Biblia no es simplemente el pensamiento filosófico de un ser humano (como Confucio o Buda), ya que registra los actos de Dios en la historia al avanzar hacia un objetivo específico. En el caso de la Biblia, esos objetivos son: 
(1) la promesa de un Mesías y 
(2) la segunda venida de Jesús. 

Esta progresión es exclusiva de la fe judeocristiana, en contraste con la visión cíclica de muchas otras religiones del mundo desde el antiguo Egipto hasta las religiones orientales modernas. Lee 1 Corintios 15:3 al 5 y 51 al 55; Romanos 8:11; y 1 Tesalonicenses 4:14. ¿Qué nos enseñan estos pasajes no solo sobre la verdad histórica de la resurrección de Cristo, sino también acerca de lo que significa para nosotros? El testimonio de los cuatro evangelios y de Pablo es que Jesús murió, fue sepultado y resucitó de entre los muertos, y se les manifestó a varias personas. Esto lo corroboraron testigos oculares que lo colocaron en la tumba y luego la vieron vacía. Hubo testigos que tocaron a Jesús, y él comió con ellos. María Magdalena, María (la madre de Jesús) y otras mujeres lo vieron como el Cristo resucitado. Los discípulos hablaron con él camino a Emaús. Jesús se les apareció para la gran comisión evangélica. Pablo escribe que, si el testimonio de las Escrituras es rechazado, entonces nuestra predicación y nuestra fe son “vana[s]” (1 Corintios 15:14). Otras traducciones dicen “es inútil” (NTV), “carecen de sentido” (BLP) o “no sirve para nada” (NVI). Los discípulos afirman: “¡Es cierto! [...] El Señor ha resucitado” (Lucas 24:34, NVI). El término griego ontos se refiere a algo que realmente ocurrió. Se traduce como “realmente”, “de veras” o “verdaderamente”. Los discípulos declaran que “ha resucitado el Señor verdaderamente”. A Cristo también se lo describe como las “primicias” (1 Corintios 15:20) de todos los que murieron. El hecho histórico de que Cristo haya resucitado corporalmente de entre los muertos y esté vivo hoy es la garantía de que ellos también resucitarán así como él resucitó. Todos los justos “en Cristo [...] serán vivificados” (1 Corintios 15:22; énfasis añadido). Este término implica un acto futuro de creación, cuando aquellos “que son de Cristo” o que permanecen leales a él serán resucitados “en su venida” (1 Corintios 15:23) “a la final trompeta” (1 Corintios 15:52). ¿Por qué es tan importante para nuestra fe la promesa de la resurrección, especialmente por el hecho de que entendemos que los muertos duermen? Sin ella, ¿por qué nuestra fe realmente es “vana”?

V. EL PODER TRANSFORMADOR DE LA PALABRA

Lee 2 Reyes 22:3 al 20. ¿Qué hace que el rey Josías rasgue su ropa? ¿Cómo cambia su descubrimiento no solo a él, sino a toda la nación de Judá? En 621 a.C., cuando Josías tenía aproximadamente 25 años, Hilcías, el sumo sacerdote, descubrió “el libro de la ley”, que pudieron haber sido los primeros cinco libros de Moisés o, específicamente, el libro de Deuteronomio. Durante el reinado de su padre Amón y su malvado abuelo Manasés, este rollo se había perdido en medio de la adoración a Baal, Asera y “todo el ejército de los cielos” (2 Reyes 21:3-9). Cuando Josías oyó las condiciones del Pacto, se rasgó la ropa totalmente angustiado, ya que se dio cuenta de cuán lejos se habían apartado él y su pueblo de la adoración al Dios verdadero. Inmediatamente comenzó una reforma en toda la tierra, derribando los lugares altos y destruyendo imágenes a los dioses extranjeros. Al terminar, solo quedaba un lugar para adorar en Judá: el templo de Dios en Jerusalén. El descubrimiento de la Palabra de Dios lleva a la convicción, al arrepentimiento y al poder para cambiar. Este cambio comienza con Josías y, finalmente, se extiende al resto de Judá. ¿Cómo nos garantiza la Biblia que tiene el poder de cambiar nuestra vida y mostrarnos el camino de la salvación? Lee Juan 16:13; 17:17; Hebreos 4:12; y Romanos 12:2. Uno de los testimonios más poderosos del poder de la Biblia es la vida transformada de una persona. Es la Palabra la que traspone el pecado humano y la depravación, y revela nuestra verdadera naturaleza humana y nuestra necesidad de un Salvador. Un libro único como la Biblia, instaurado en la historia, imbuido de profecía y con el poder de transformar vidas, también debe interpretarse de una manera única. No puede interpretarse como cualquier otro libro, ya que la Palabra viva de Dios debe entenderse a la luz de un Cristo vivo que prometió enviar a su Espíritu para guiarnos “a toda la verdad” (Juan 16:13). Por lo tanto, la Biblia como una revelación de la verdad de Dios, debe contener sus propios principios internos de interpretación. Estos principios se pueden encontrar al estudiar de qué manera los escritores bíblicos utilizaron las Escrituras y se guiaron por ellas mientras permitían que las Escrituras se interpretaran a sí mismas.

CONCLUSIÓN

Lee Elena de White, El Deseado de todas las gentes, “No se turbe vuestro corazón”, pp. 617-635. 
Muchos han muerto por defender la Palabra de Dios y permanecer fieles a ella. Uno de ellos fue el Dr. Rowland Taylor, un pastor parroquial inglés que se resistió a la imposición de la misa católica durante el reinado de María la Sanguinaria en su parroquia de Hadley, Inglaterra. Después de ser expulsado de la iglesia y ridiculizado por su adhesión a las Escrituras, apeló personalmente al obispo de Wínchester, al Señor Canciller de Inglaterra, pero este lo mandó a la cárcel y finalmente a la hoguera. Justo antes de su muerte, en 1555, pronunció estas palabras: “¡Buena gente! No les he enseñado nada más que la santa Palabra de Dios, y esas lecciones que he extraído del bendito libro de Dios, la Santa Biblia. He venido aquí este día para sellarlo con mi sangre” (J. Foxe, The New Foxe’s Book of Martyrs, p. 193). Justo antes de que se encendiera el fuego se escuchó al Dr. Taylor repetir el Salmo 51 y entregó su vida. La pregunta que debemos hacernos ahora es: ¿Seremos tan fieles para defender las verdades de la Palabra de Dios? Tarde o temprano, en el conflicto final, esa prueba vendrá. El momento de prepararse para ello, por supuesto, es ahora. 

PREGUNTAS PARA DIALOGAR: 1. ¿De qué manera la profecía confirma el origen divino de la Biblia? ¿Cómo pueden afirmarnos en nuestra fe estas profecías cumplidas? 2. En cuanto a la pregunta final del estudio del martes, ¿por qué son tan poderosas las evidencias de Jesús como Mesías? 3. Jesús y los apóstoles demostraron una fe inquebrantable en la veracidad y la autoridad divina de las Sagradas Escrituras. Por ejemplo, ¿cuántas veces se refirió Jesús a las Escrituras y a que (a menudo en referencia a él mismo) las Escrituras deben cumplirse? (ver, p. ej., Mateo 26:54, 56; Marcos 14:49; Lucas 4:21; Juan 13:18; 17:12). Por lo tanto, si Jesús mismo consideraba las Escrituras (en su caso, el Antiguo Testamento) con tanta seriedad, especialmente en términos de la profecía que se estaba cumpliendo, ¿cuál debería ser nuestra actitud hacia la Biblia también?


Textos clave: Deuteronomio 32:45-47; Génesis 49:8-12; Isaías 53:3-7; 1 Corintios 15:3-5, 51-55; Romanos 12:2. 

RESEÑA 
En un mundo atiborrado de medios de comunicación, cada vez somos más bombardeados por ideas que compiten por nuestra atención y prometen las últimas tendencias para guiar nuestra vida. En este ambiente de sobreestimulación, se ha vuelto más difícil encontrar un momento a solas con la Palabra de Dios. Algunos incluso pueden comenzar a preguntarse si la Biblia sigue siendo relevante en el mundo vertiginoso de hoy. Necesitamos que se nos recuerde el mandato de “Estad quietos, y conoced que yo soy Dios” (Sal. 46:10) como una forma de ayudarnos a reconocer que la Biblia sigue siendo el mayor regalo de Dios para comunicar su plan de redención. No hay otro libro como este en ninguna parte del mundo. Varios elementos importantes hacen que la Biblia sea única en comparación con otros libros religiosos. Cuatro elementos, en particular, contrastan marcadamente con los pensamientos filosóficos y, en algunos casos, esotéricos de Confucio, el Corán y los escritos sagrados hindúes: 
(1) la Biblia se compone de hasta un treinta por ciento de profecía y literatura profética; 
(2) la Biblia está constituida en la historia; es decir, habla de un Dios que actúa en la historia; 
(3) los acontecimientos bíblicos se colocan en una dimensión espacial de lugares geográficos reales; y 
(4) la Biblia tiene el poder de transformar vidas gracias al Dios que nos habla a través de su Palabra viviente. ¿Es de extrañar, entonces, que durante siglos haya inspirado las mejores obras de música, arte y literatura? Esta semana estudiaremos por qué la Biblia es única e inigualable y sigue siéndolo, incluso con el rápido crecimiento de la tecnología y el conocimiento del siglo XXI. 

COMENTARIO 
Ilustración Las grandes pirámides de Egipto se elevan por sobre la moderna ciudad de El Cairo. Las excavaciones han revelado que fueron construidas durante el Reino Antiguo con una tecnología sofisticada y un conocimiento de edificación que utilizaba cálculos matemáticos y astronómicos que se creían inexistentes antes de los griegos. Antes de la conclusión de la Torre Eiffel en París en 1889, la Gran Pirámide fue el edificio más alto del mundo durante miles de años. Hoy en día, los arqueólogos todavía no consiguen resolver el enigma de la logística y la magnitud de esta hazaña. Moisés llegó al antiguo Egipto cientos de años después de la construcción de la Gran Pirámide y fue educado para ser el futuro rey de este gran imperio. Sin embargo, “por la fe Moisés, hecho ya grande, rehusó llamarse hijo de la hija de Faraón” (Hebreos 11:24).

Texto bíblico Las últimas palabras de Moisés al pueblo que él condujo a la Tierra Prometida fueron estas: “Aplicad vuestro corazón a todas las palabras que yo os testifico hoy, para que las mandéis a vuestros hijos, a fin de que cuiden de cumplir todas las palabras de esta ley” (Deuteronomio 32:46). Aplicar el corazón es una expresión que se usa en la Biblia para describir la internalización y la alineación de la Palabra de Dios dentro del corazón. Moisés enfatiza esta idea cuando instruye que a los hijos especialmente se les debe ordenar que sigan las instrucciones, o Ley, de Dios. Esta Ley es más importante que cualquier otra cosa, porque “es vuestra vida” (Deuteronomio 32:47). Analicen en clase cómo manejan las distracciones a su alrededor para mantener una relación viva con Cristo mediante su Palabra. Pide a la clase que evalúe cuánto tiempo pasan en ciertas actividades todos los días (respondiendo correos electrónicos, mensajes de texto, redes sociales, televisión, trabajo, familia, devociones). Observen que las actividades en las que pasamos la mayor parte de nuestro tiempo a menudo son las más importantes en nuestra vida. ¿Qué pasos intencionales están tomando los miembros de tu clase para transmitir su experiencia cristiana a sus hijos? ¿Por qué es tan importante este legado viviente en nuestra época? Texto bíblico La Biblia está llena de lugares donde Dios se reveló. Entre los más memorables están el Monte Moriah, cuando Abraham estuvo a punto de sacrificar a Isaac (Génesis 22:2); la zarza ardiente en el Monte Horeb, en Sinaí (Éxodo 3:1-4); el Mar Rojo, por el que Israel escapó por tierra firme (Éxodo 14:1-30); y Capernaum, donde ocurrieron muchos de los milagros de curación de Jesús. Este patrón de incorporar una dimensión espacial en los acontecimientos descritos, en realidad, distingue a la Biblia de la mayoría de los demás escritos sagrados (todo el Corán, por ejemplo, contiene menos designaciones geográficas que las que se encuentran en Génesis 1 al 20 solamente). La Biblia contiene referencias a cientos de ciudades y países, incluidas referencias a montañas, espejos de agua, desiertos y páramos, regiones y Estados específicos. Hay veces en que la geografía es un elemento crucial que le da un significado y una dimensión adicionales a un hecho. Belén es un ejemplo de cuán importante es la geografía bíblica para nuestra comprensión de la historia bíblica. En hebreo, Belén significa “la casa del pan”. Fue en Belén donde Rut y Booz se conocieron y se casaron. Allí, tuvieron un hijo llamado Obed, que tuvo un hijo llamado Isaí. Este fue el padre de David, quien luego estableció una dinastía de reyes que gobernó en Jerusalén durante cientos de años hasta la destrucción del Templo (Rut 4:13-17; Mateo 1:5, 6). Cuando Samuel fue a ungir a un nuevo rey, se dirigió a Belén, donde Dios le ordenó que ungiera a David. Luego, setecientos años antes del nacimiento de Jesús, Miqueas 5:2 predice que el Mesías nacerá en Belén, que está en Judea. Por lo tanto, no debería sorprendernos que Dios haya enviado a Jesús, “el pan de vida” (Juan 6:33-51), a nacer en Belén, la casa del pan. Jesús, quien nació del Espíritu Santo a través de María, trae la plenitud del evangelio al mundo, sobre el cual un día reinará como Rey de reyes para siempre. Pregúntale a la clase qué otras ideas importantes se pueden extraer al comprender la geografía bíblica y los nombres de los lugares de los acontecimientos históricos circundantes. Por ejemplo, ¿qué relación hay entre el encuentro de Abraham con Dios en el monte Moria y la muerte de Cristo en las mismas inmediaciones casi dos mil años después? 

Ilustración 
José se crió en el centro de la ciudad de Detroit, Michigan. A los once años, ya era parte de una pandilla local; hablaba y actuaba como ellos. Sus padres estaban preocupados por el futuro de su hijo. Un día recibieron un anuncio de un curso de cocina vegetariana. El padre de José era cocinero en un restaurante local, y comenzó a asistir con su esposa. En una de las reuniones, se anunció una escuela bíblica de vacaciones, y José y sus hermanas comenzaron a asistir. José nunca había escuchado mucho sobre la Biblia. Estaba muy intrigado por la historia de Josué y su conquista de Canaán bajo la conducción de Dios. Aprendió que Dios era poderoso y que podía vencer a los enemigos de su pueblo. José quería saber más, y comenzó a leer la Biblia. Pronto se inscribió en el Club de Conquistadores local. Sus padres notaron cambios importantes en él. El vocabulario de José cambió. Su ropa cambió. Incluso su forma de caminar cambió. Seis meses después, José solicitó el bautismo. Su familia estaba asombrada por el cambio en la vida de José. Deseaban lo mismo que José estaba viviendo. Después de estudiar la Biblia junto con el pastor, toda la familia se bautizó un sábado de mañana. El poder de la Palabra de Dios había transformado su vida. 

Texto bíblico 
Josías tenía ocho años cuando llegó a ser rey de Judá. La Biblia dice que su abuelo Manasés sirvió a los dioses cananeos, y que participó del espiritismo y sus perversiones sexuales asociadas, junto con la astrología. Manasés incluso sacrificó a su propio hijo. Condujo a su pueblo a una terrible apostasía, porque “los indujo a que hiciesen más mal que las naciones que Jehová destruyó delante de los hijos de Israel” (2 Reyes 21:9). Según los genes y la educación de Josías, podríamos esperar que Judá estuviera condenada al mismo destino que bajo el rey Manasés. Sin embargo, la Biblia dice que Josías “hizo lo recto ante los ojos de Jehová, y anduvo en todo el camino de David su padre, sin apartarse a derecha ni a izquierda” (2 Reyes 22:2). 
¿Qué marcó la diferencia? El hallazgo y la lectura de la Palabra de Dios, el profundo arrepentimiento de Josías y su accionar para restablecer a todo Israel a la adoración correcta de Dios. Las excavaciones en Judá que cubren este período revelaron un templo en Arad con dos altares y piedras verticales en el Lugar Santísimo que representaban a más de una divinidad. Este templo fue destruido a fines del siglo VII, lo que muchos eruditos han atribuido a la obra de Josías. Debido a esta gran reforma, Dios salvó a Judá y a Jerusalén por algún tiempo y refrenó su juicio hasta unos 35 años después. Dios prometió: “No verán tus ojos todo el mal que yo traigo sobre este lugar” (2 Reyes 22:20). Después de leer 2 Reyes 21:2 al 9, pregunta a la clase cómo se compara esta descripción de Judá con los desafíos del mal en el mundo actual. ¿Cómo pueden las Escrituras transformar nuestra vida para que nosotros también podamos vencer? 

APLICACIÓN A LA VIDA 
La Biblia es la Palabra inspirada de Dios para todos los tiempos. No se limita ni al tiempo ni a las culturas en los que se escribió. Por lo tanto, todavía tiene poder para transformar vidas hoy. Mientras te preparas para esta lección en tu cultura específica, reflexiona en el impacto de la Biblia en esa parte del mundo en la actualidad. Pídele a la clase que comparta una experiencia en la que hayan sido transformados por la Palabra de Dios y hayan reconocido su poder transformador. A continuación, hay algunas preguntas más específicas que se explayan sobre estos temas. 
1. ¿De qué modo las profecías de las Escrituras nos proporcionan esperanza para el futuro, incluso en el contexto de los acontecimientos de los últimos días? ¿En qué sentido estas profecías nos dan garantías de las promesas de Dios y de su capacidad de llevar a cabo su plan hasta el final? 
2. Comparte una experiencia de tu vida o la de un amigo que atestigüe el poder de la Palabra de Dios para cambiar la vida de una persona. ¿Cómo ocurrieron estos cambios y cómo vieron los demás el poder del Espíritu Santo en acción? 
3. ¿De qué manera puedes dar un testimonio permanente del poder de Dios para transformar a tu familia, tu vecindario o tu ciudad hoy? ¿Cómo puedes compartir la Palabra de Dios de una manera eficaz para impulsar cambios y preparar a los demás para un encuentro con Jesús cuando él venga? 

Recuerda que somos sus manos y sus pies, y lo que comunicamos en palabras y acciones se reflejará en cómo los demás perciben a Dios.

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