sábado, 16 de diciembre de 2023

El estudio y el amor por la Palabra de Dios

 By

Adolfo Suárez

El que gasta tiempo en su devoción, ahorra tiempo en su acción.

Alberto, un joven cristiano, estaba preparándose para un viaje de vacaciones. Su amigo Gustavo vino a buscarlo y le preguntó:

– ¿Ya preparaste tus cosas? ¿Está todo listo?
– Casi —respondió Alberto. —Solo me falta colocar algunas cositas en la valija —y comenzó a leer una lista:

* Un mapa

* Una lámpara

* Una brújula

* Un espejo

* Una cesta de comida

* Algunos libros de poesía

* Algunas biografías

* Una colección de cartas antiguas 

* Un libro de cantos

* Un libro de historias

* Un metro

* Un plomada

* Un martillo

* Una espada

* Un casco

A esa altura, el amigo ya estaba asustado:
– Pero amigo, el auto ya está lleno, ¿dónde vamos a llevar todo eso? – Cálmate – dijo Alberto; “aquí está todo”, y le mostró su Biblia.

En efecto, la Biblia es la concentración de diversos elementos necesarios para la vida humana: esperanza, guía, verdad, luz, reflexión, etc. 

Por eso es un libro tan extraordinario, que difícilmente conseguimos imaginar la historia humana sin este tesoro inmensurable.

LOS BENEFICIOS ESPIRITUALES DEL ESTUDIO DE LA BIBLIA

No se puede andar en línea recta con los ojos cerrados. El ser humano necesita la percepción óptica para conducirse adecuadamente. A través de la visión tomamos en cuenta los diferentes referentes que nos hacen seguir de forma correcta una trayectoria. Si cerramos los ojos o estamos en un lugar a oscuras, toman el control de nuestro caminar tanto los músculos como el sistema vestibular (esa parte del oído que controla el equilibrio). Si somos diestros nos escoraremos hacia un lado, y si somos zurdos hacia el otro. Al final, todos terminamos caminando en círculos si no hay luz suficiente.

El salmista pide a Dios su luz y su verdad porque hay luces y verdades que no son de Dios. 

Están los que viven bajo una linterna, y de tanto en tanto se quedan a oscuras porque se les acaban las baterías. 

También están los que prefieren la luz de las antorchas y, cuando menos se lo esperan, terminan quemándose. 

Y los que viven enganchados a la luz de un teléfono móvil o a la pantalla de un ordenador, y son simples periféricos de las redes sociales. Meras luces que nos hacen caminar en círculos.

La luz de Dios es diferente, aporta referentes que nos conducen hacia la Verdad. No hacia las pequeñas verdades de nuestros mundos personales, sino hacia la Verdad que da estabilidad y nos aproxima a la presencia divina. 

Creer no es solo un acto espontáneo, huyendo de artificialidades, sino, además, una actividad enmarcada y enfocada en dicha Verdad. Es por ello que debemos caminar con los ojos abiertos, disfrutando de los miles y miles de lúmenes de la luz de Dios. Observando los detalles, los matices, los contrastes, y comprendiendo que debemos avanzar de forma distinta de la que se nos antoja.

Hay un cuadro de Brueghel, "El viejo", que se titula "La parábola de los ciegos" y donde se retrata a ciegos que siguen a un ciego. El guía cae en un hoyo y el siguiente le cae encima. Y pienso que, en ocasiones, somos un poco como ese cuadro de Brueghel. Sin luz, y apenas superando el suelo del materialismo. ¡Qué pena!

No te conformes con las minucias de una linterna ni con el fulgor de una antorcha, ni mucho menos con una pantalla (aunque sea Retina), porque tienes la posibilidad de recibir mucho más y gratis. Que tu oración, hoy, sea como la del salmista: "Envíame, Señor, tu luz y tu verdad. Ya no quiero caminar en círculos, llévame hacia tu presencia"

Como lo afirman Howard y William Hendricks, el estudio de la Biblia no es opcional, sino esencial.

Obviamente, su lectura es esencial para la vida espiritual; en este sentido, los beneficios ocurren en tres direcciones.

El estudio de la Biblia es esencial para crecer

De acuerdo con el apóstol Pedro, el estudio de la Palabra proporciona crecimiento. 

Así lo expresa en 1 Pedro 2:2: “deseen con ansias la leche pura de la palabra, como niños recién nacidos. Así, por medio de ella, crecerán en su salvación” (NVI).

De este versículo se deben destacar tres palabras. 

La primera es como, que indica actitud. Para el recién nacido, buscar el pecho de su mamá o la mamadera es algo natural, necesario para el sustento físico; del mismo modo, dice el apóstol, el cristiano necesita desarrollar la actitud natural de buscar, querer, el libro sagrado, para el sustento espiritual.

La segunda palabra que merece ser destacada es deseen, que indica voluntad y apetito; más que eso: es “anhelar”, “desear mucho”, atribuyéndole un sentido intensivo.

Así como el niño desea alimentarse con leche materna, el cristiano se alimenta de la Escritura, y lo hace con un deseo intenso, sabiendo que de esta forma crece a la estatura de Cristo.

En tercer lugar, destaco la expresión así, la cual indica un blanco, un objetivo. Según el apóstol, el objetivo es el crecimiento para la salvación. 

Es importante notar que el texto sagrado no dice que el blanco de alimentarse de la Palabra es conocer, sino crecer. 

Ciertamente, no podemos crecer sin conocer la Sagrada Escritura, aunque podamos conocerla y no crecer. ¿Cómo? 

Hay personas para quienes la Biblia es apenas una fuente de curiosidad; el resultado es que esas personas se vuelven pecadores iluminados, solo eso. 

Otras personas encaran la Palabra como normativa, y reciben a Cristo como Salvador; como resultado, esas personas crecen a la estatura del Salvador.

El estudio de la Biblia es esencial para la madurez espiritual.

Además de ser esencial para el crecimiento, la Palabra de Dios cumple otro papel fundamental en la vida del cristiano, de acuerdo a lo explicado por el apóstol Pablo en Hebreos 5:11-14: 

“Sobre este tema [Cristo] tenemos mucho que decir aunque es difícil explicarlo, porque a ustedes lo que les entra por un oído les sale por el otro. En realidad, a estas alturas ya deberían ser maestros, y sin embargo necesitan que alguien vuelva a enseñarles las verdades más elementales de la palabra de Dios. Dicho de otro modo, necesitan leche en vez de alimento sólido. El que sólo se alimenta de leche es inexperto en el mensaje de justicia; es como un niño de pecho. En cambio, el alimento sólido es para los adultos, para los que tienen la capacidad de distinguir entre lo bueno y lo malo [...]” (NVI)).

El escritor bíblico afirma que tiene mucho contenido para comunicar, pero es difícil explicarlo y la dificultad no proviene de problemas en el proceso de la revelación. No. Las dificultades surgieron debido a la lentitud del aprendizaje de los receptores del mensaje. 

Por lo tanto, la palabra clave en este pasaje es TIEMPOcon el pasar del tiempo los hijos de Dios deben salir de la inmadurez hacia la madurez, de la leche al alimento sólido. 

¿Y cómo puede discernirse esa madurez? 

Por la aptitud para discernir tanto el bien como el mal. De este modo, la “Marca de la madurez espiritual no es cuánto sabemos, sino cuánto utilizamos. En el reino espiritual, lo opuesto a la ignorancia no es conocimiento sino obediencia”.

El estudio de la Biblia es esencial para la eficacia espiritual

El tercer beneficio espiritual que se obtiene del estudio de la Biblia está registrado en 2 Timoteo 3:16-17: 

"Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir y para instruir en la justicia, a fin de que el siervo de Dios esté enteramente capacitado para toda buena obra." (NVI).

El apóstol Pablo escribe desde la perspectiva hebrea de educación; en este sentido, su comprensión de enseñanza y aprendizaje no estaba ligada meramente al conocimiento o preparación intelectual de la vida humana. 

Obviamente, esos elementos eran considerados importantes, pero el blanco final del proceso educativo era una vida espiritual eficaz, manifestada por un comportamiento santo y un estilo de vida que reflejara la acción de Dios en la vida, transformándola.

LOS BENEFICIOS INTELECTUALES DEL ESTUDIO DE LA BIBLIA

Sin embargo, el beneficio del estudio de la Biblia no se limita al ámbito religioso o espiritual. 

Elena de White afirma, categóricamente:

“Como medio de educación intelectual, la Biblia es más eficaz que cualquier otro libro o que todos los demás libros juntos”.

Esta afirmación es sorprendente. Es posible que algunas personas digan: “No tengo dudas de la importancia de la Biblia, para mi vida espiritual. Pero, ¿Cómo puede ayudarme en mi cognición, en mi inteligencia?”.

De acuerdo con Elena de White, la contribución intelectual de la Biblia se basa en tres características de la Escritura: 

“La grandeza de sus temas, la elevada sencillez de sus expresiones, la belleza de sus figuras”.

Cuando analizamos esa declaración, notamos la riqueza oculta en una declaración tan sincera. 

Vamos pensar en cada uno de estos puntos.

En cuanto a la grandeza de los temas de la Biblia, podemos afirmar que se exige esfuerzo intelectual complejo en la sistematización de sus asuntos: conocimiento (información), comprensión (entendimiento), aplicación (práctica), análisis (diferenciación de las partes), síntesis (esquematización), evaluación (juicio de valor). 

Como ejemplo, podemos citar el esfuerzo necesario para la comprensión de temas amplios, grandiosos, como la lucha entre el bien y el mal; en este caso, no basta apenas dominar la información de lo que significa la lucha entre el bien y el mal, pues su comprensión exige síntesis e inclusive evaluación.

Además, nuestra mente se expande ante la variedad de los temas bíblicos (polifonía), mientras los “libros académicos” abordan solo un tópico (monofonía).

Incluso: en libros comunes, las ideas se encuentran entre el texto; en la Biblia, se nos lleva a un contexto más amplio, diferente del nuestro, y este ejercicio, por ser complejo y desafiante, actúa como un estímulo para la inteligencia.

También es importante observar que mientras en un libro común el lector tiene un ambiente o contexto, la Biblia nos coloca ante 66 contextos diferentes, lo que requiere relacionar las partes y contextos para comprenderlas, lo que exige una mirada restricta y una globalizada.

El profesor Sikberto Marks nos recuerda que la lectura de la Biblia permite la práctica de diversas estrategias que desarrollan el intelecto:

Meditación (atención intensa del espíritu sobre un asunto).

- Reflexión (examen de consciencia, que desarrolla el sentido crítico y subyuga la ingenuidad).

- Observación (examen atento y minucioso).

- Comparación (confrontación de ideas).

- Cultivo y perfeccionamiento de principios (los principios son la esencia del gobierno de la mente).

En relación a la sencillez de las declaraciones bíblicas, podemos afirmar que, por increíble que parezca, la sencillez exige un “razonamiento doble” primero para comprender lo difícil, y después para “traducirlo” a un lenguaje comprensible, común. 

Eso significa que hablar difícil es fácil, lo difícil es hablar fácil. 

Lo importante es que las declaraciones sencillas armonizan con la vida diaria, de modo que la lectura de la Biblia nos hace capaces de una comprensión mejor de la vida “compleja” y de la vida “común”.

Imagine la sencillez, y al mismo tiempo la profundidad escondida en versículos como “Jehová es mi pastor, nada me faltará”. O “el reino de los cielos es semejante a la levadura”. O también “todo lo puedo en Cristo que me fortalece”. 

Al mismo tiempo en que esas afirmaciones sugieren cosas fácilmente comprensibles, como el cuidado de Dios por nosotros o la manera como Dios trabaja en nuestra vida, es también verdad que ellas nos colocan ante temas profundos: 

¿Por qué a veces, aparentemente, Dios cuida de unos y no de otros? 

¿Por qué Dios alcanza rápidamente el corazón de unos, mientras que otros demoran tanto en entregarse a él?

Finalmente, otra característica de la Escritura que contribuye al desarrollo de nuestro intelecto es la belleza de sus imágenes. 

Las diversas metáforas y parábolas de la Biblia, verdaderas imágenes mentales, exigen, por su riqueza, bastante esfuerzo para su comprensión y aplicación. 

Por otro lado, los temas profundos y espirituales son más comprensibles y concretos por las imágenes que presenta la Biblia, y ayudan a fijar el conocimiento.

Es muy bueno saber que la Palabra nos hace más maduros tanto en la perspectiva espiritual como en la cognitiva. Sin embargo, para que eso sea posible es necesario dedicarle tiempo.

MEDITACIÓN EN LA PALABRA DE DIOS

En la sociedad agitada y apresurada en la que vivimos cada vez es más difícil desacelerar el paso. 

La orden es: ¡Seamos rápidos! 

De tal forma que, la rapidez llegó a ser sinónimo de productividad y éxito. Entre tanto, la orientación bíblica es que dediquemos tiempo a reflexionar, razonar y meditar. Y eso no combina con una vida agitada. 

El consejo de Dios en Josué 1:8 es muy claro: 

“Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien”.

Pero, ¿Qué significa meditar?

La palabra hebrea hagah, traducida en Josué 1:8 como meditar, significa literalmente “murmurar”, “balbucear”. 

El razonamiento es el siguiente: cuando alguien “balbucea” continuamente la Palabra de Dios, piensa constantemente en ella.

Es como si la persona estuviera todo el tiempo hablando de la Escritura en un tono bajo, suave. Al actuar así, la persona articula, habla.

En consecuencia, meditar implica estudiar, reflexionar, pensar en la Escritura, llenar la mente y la boca con ella.

Entonces podemos afirmar que meditar es:

Estudiar la Palabra. Esto significa aplicar el intelecto, la memoria, el “espíritu”, a la adquisición de conocimiento. 

Es el ejercicio en el cual dedicamos toda nuestra cognición en la comprensión de la Palabra de Dios. 

Estudiar es estar abierto a las informaciones, curiosidades, desafíos, propuestas que Dios nos hace mediante la Revelación.

Reflexionar en la Palabra. No basta leer o estudiar lo que la Biblia dice; es necesario considerar, ponderar, razonar. Reflexionar es pensar con seriedad a fin de obtener prudencia y juicio. 

Reflexionar  es detenerse con calma en las orientaciones divinas, con el propósito de efectivizarlas mejor en la vida diaria. 

Hablar la Palabra. Al estudiar la Palabra, al reflexionar en sus enseñanzas, al imaginarnos en sus escenarios, con seguridad nos sentiremos impulsados a querer guardar en la memoria diversos versículos, o capítulos. 

En el proceso de memorizar porciones bíblicas nos puede ayudar el consejo de Deuteronomio 6:7, donde se nos insta a hablar, repetir, declarar la Palabra. Cuanto más hablamos de la Palabra, más familiar se hará para nosotros, y mucho más fácil será guardarla en nuestra mente, lo que era el gran deseo del salmista. Salmo 119:11. 

Pensar a partir de la Palabra. El resultado final de este proceso es que la Palabra se convierte en una especie de “molde” de nuestros pensamientos, una referencia. 

Nuestro modo de pensar comenzará a construirse a partir de lo que leemos en la Escritura. Entonces, nuestras acciones estarán impactadas por nuestros pensamientos.

¿Lo hacemos más práctico? 

A continuación presento 4 sugerencias para formar el hábito de meditar en la Palabra de Dios.

1. Lea la Biblia. Separe tiempo diario, preferentemente en la primera hora de la mañana. Establezca esto como una prioridad innegociable. 

En este momento, que pueden ser veinte minutos o una hora, lea el texto previamente elegido: ya sea el de Reavivados por su Palabra, el Año Bíblico o alguna otra sugerencia.

2. Reflexione en lo que terminó de leer. Después de efectuar la lectura, piense con calma en lo que leyó. Piense en la historia, en las palabras, en las figuras, en las personas involucradas. Encuentre respuestas a los problemas formulados.

3. Lea la Biblia en voz alta. El culto familiar es un buen momento para la lectura de textos bíblicos seleccionados, la lectura de la Palabra podrá facilitar el aprendizaje y, si es necesario, provocará profundas reformas espirituales, como ocurrió en la época del reinado de Josías (2 Crónicas 34:18-33).

4. Piense y viva diferente. Recuerde que la Palabra no nos fue dada solo para informarnos sino para transformarnos. Por eso asimile los principios y verdades aprendidos, y esfuércese para colocarlos en prácrica inmediatamente. Eso será posible por la gracia de Dios y en respuesta a su amor.

CONCLUSIÓN

La Biblia es un libro singular, y esa unicidad señala su origen divino. La singularidad de la Escritura puede verificarse por lo menos en cuatro aspectos:

Primero, es singular en su producción. Aunque es un solo libro está formado por varios libros. Además, no es solo una colección de historias, cartas o poesías. Es una unidad perfecta, progresiva y armoniosa, que siempre gira en torno de un asunto y una persona: la salvación en Jesús. 

Y con una diferencia abismal con otros libros, la Biblia fue escrita en aproximadamente 1500 años, en tres idiomas diferentes, en tres continentes diferentes y por autores fantásticamente diversos, entre los cuales un constructor de carpas, un médico, dos carpinteros, dos pescadores, algunos reyes, un oficial de la nobleza, etc.

Segundo, ella es singular en su preservación. Probablemente sea el libro más perseguido de toda la historia del mundo. De hecho, muchos intentaron prohibirla y destruirla, pero sus esfuerzos fueron en vano. Es un yunque que desmenuzó muchos martillos.

Tercero, es singular en sus proclamaciones. En la época de su escritura, más de un cuarto de su contenido era profético, la mayor parte ya se cumplió con asombrosa precisión. Sus temas abarcan desde el bien al mal, del Creador a la criatura, del pasado al futuro, pasando por el presente.

Finalmente, es singular por su resultado. Como ningún otro libro, la Biblia influenció e influye profundamente la cultura, el pensamiento y la historia del mundo, modelando el arte, la música, la moral, la oratoria, la ley, la política, la filosofía y la literatura. Además de influir a personas, por supuesto.

En nuestra condición de cristianos, de hijos e hijas de Dios, es nuestro deber conocer la Palabra de Dios. 

Como afirman Rick y Shera Melick, necesitamos tener éxito como intérpretes de la Biblia. 

Así, “considerando que la Biblia es la fuente primaria de instrucción, es necesario comprender su mensaje. Eso incluye saber lo que ella significaba en los días cuando fue escrita, como también saber su significado para los lectores y oyentes de hoy”.

Para que eso sea  posible, es necesario estudiarla con seriedad y compromiso, dedicándole todo nuestro intelecto, dirigido por el intérprete el Espíritu Santo.

Por su riqueza y alcance, la Escritura hace más que solo hablar a nuestro intelecto, sensibiliza nuestra voluntad y provoca en nosotros el deseo de realizar cambios. 

Hace eso porque es la Palabra de Dios. Tan grande es su impacto y poder, que hace su trabajo en el tiempo oportuno. 

Como dice el profeta Isaías, no vuelve a Dios sin resultado (vacía) sino que hace lo que determina su voluntad (Isaías 55:11).

Ante un libro tan especial, el don del Cielo a la Tierra, ¿Qué podemos hacer? 

Tenemos solo una alternativa correcta: estudiarla, amarla y seguir sus preceptos. 

Sea tan claro como lo es la Biblia; nada menos, nada mayor, ni nada más.

Como dice Josué 1:8, “Meditar en ella día y noche”. 

Una guía fiel

"Todo lo que la Biblia no condena, está permitido" - Lutero.

Según Krumm (2018, 14) "La educación universitaria suele ser muy fuerte en la preparación académica pero es débil en la formación de competencias, especialmente en el saber hacer y ser. En ese sentido, la Biblia da a quien la estudia un sentido de identidad al responder a las preguntas ¿Quién soy? ¿De dónde vengo? ¿hacia dónde voy? ¿Qué haré en el transcurso de mi existencia? ¿Cuál es mi propósito en la vida?

La Santa Biblia es un libro que contiene 66 libros, 66 pequeños libros, 39 de ellos forman el Antiguo Testamento y 27 el Nuevo Testamento. La Biblia tiene 1.189 capítulos y 31.102 versículos. Fue escrita aproximadamente por 40 personas, en un período de 1.600 años. Fue escrita en hebreo, arameo y griego y traducida a más de 1.500 idiomas y dialectos. El autor fundamental de la Biblia es Dios y el personaje central de la Biblia es Jesucristo. Así usted tiene alguna información más acerca de la Santa Biblia. 
En Juan 17:17 está escrito así: “Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad”. En Salmos 119:105 está escrito: “Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino”. Por lo tanto quien estudia la Biblia es iluminado y tiene una luz especial, la luz de la verdad. 

La Biblia es la Palabra de Dios y a Satanás no le gusta la Palabra de Dios. Ese problema lo podemos captar desde el comienzo, en el libro de Génesis 2:15-17, donde Dios dijo a Adán y Eva: “[…] mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás”. Y en Génesis 3:4, Satanás usando a la serpiente, dijo: “No moriréis”. 

¿Puede notar que la Palabra de Dios era ciertamente morirás y la palabra distorsionada de Satanás fue “no morirás”? 
Satanás le agregó un NO a la Palabra de Dios. ¿Y sabe lo que dice Apocalipsis 22:18, 19? “Yo testifico a todo aquel que oye las palabras de la profecía de este libro: Si alguno añadiere a estas cosas, Dios traerá sobre él las plagas que están escritas en este libro. Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad y de las cosas que están escritas en este libro”. ¿Se dio cuenta? No se puede agregar y ni se puede quitar nada. Pero en Génesis vemos que Satanás agregó una palabra a la Palabra de Dios. ¿Y ese agregado produjo algún problema? Claro que sí. Ese agregado de Satanás hizo que las personas creyeran que el alma era inmortal, y eso trajo mucha dificultad a las personas, porque el tema de la muerte es algo que impacta a todos sin excepción. 

¿A dónde va la persona cuando muere? ¿Va al cielo? ¿Va al infierno? ¿Va al purgatorio? ¿Va al mundo de los espíritus? ¿Va al seno de Abraham? ¿Va al cementerio? ¿A dónde va? ¿Queda flotando? ¿Se reencarna? ¿No se reencarna? 

Todas las preguntas que acabé de hacer, fueron surgiendo a partir del momento en que Satanás, por medio de la serpiente, dijo que no habría muerte. Cuando las personas agregan algo o quitan algo de la Palabra de Dios, en consecuencia, siempre habrá problemas. Durante toda la historia Satanás siempre intentó cambiar, molestar, entorpecer la Palabra de Dios. En nuestros días, podemos notar esa actuación. Vamos a analizar esto con bastante atención. 

Existen muchas versiones de la Biblia, muchas traducciones, ¿es verdad?
Existen tantas versiones que si usted toma un versículo y lo analiza en varias versiones, y si no tiene cuidado, una u otra parece no traducir correctamente el texto. Parece que algunos versículos quedan medio en el aire. Algunas personas intentan interpretar el versículo y se complica más todavía. 
Por ejemplo, en algunas Biblias podemos leer en Apocalipsis 1:10 que Juan fue arrebatado en espíritu en el día del Señor. Solo dice eso, no dice nada más. Pero algunas personas ponen abajo, en el pie de página una anotación diciendo que el día del Señor es el domingo. Están colocando ahí su punto de vista, de esta forma las personas comienzan a intentar cambiar el texto sagrado. 

Otras traducciones quitan algunas palabras, como aquella donde el texto de Juan 1:1-3, 14 dice: “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios”, y el versículo 14: “Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros” está modificado. El verbo es Jesús, y Jesús está presentado en Juan como Dios Creador. Pero en esa Biblia modificada está escrito así: “En el principio era la palabra, y la palabra estaba con Dios y la palabra era [un] dios”. Ese un entre corchetes es Dios con “d” minúscula, coloca a Jesús como una criatura y no como Creador, ¡es una blasfemia! 
Existen otros casos que no tenemos tiempo para tratar ahora, pero usted ya puede percibir que Satanás también está luchando en ese gran conflicto contra la Palabra de Dios. Y una de las cosas en la que el enemigo es especialista, es intentar hacer que las personas creen una interpretación falsa. 

Hoy, en nuestros días, existen cerca de 36 mil religiones de la rama cristiana, y cada religión dice una cosa, cada religión tiene una doctrina, tiene un pensamiento. 

Y ¿por qué existen tantas religiones y cada día surgen nuevas? 
Justamente porque las personas leen una cosa y entienden otra o porque muchas veces el enemigo entorpece la comprensión de la persona en la Palabra de Dios. Por eso, nosotros tenemos que tener mucho cuidado y prestar mucha atención, y leer la Palabra de Dios siempre con mucha oración. 
Un ejemplo más: Si usted toma la Biblia romana, y la Biblia Reina-Valera revisada de 1960 y hace una comparación, encontrará algunas diferencias graves. Como ya dije, la Biblia tiene 66 libros, ¿es cierto? También dije que tiene 1.189 capítulos, 31.102 versículos. 

¡La Biblia romana tiene 73 libros! 
Existen siete libros más: 1 Macabeos, 2 Macabeos, Tobías, Judit, Sabiduría, Eclesiástico y Baruc, y algunos agregados en Daniel y Ester. Estos libros son conocidos como libros Apócrifos. La palabra apócrifo viene del griego que significa algo oculto, algo que no fue revelada por Dios. El problema es que esos siete libros tienen mensajes extraños, errores doctrinales, como la oración por los muertos, falsas curaciones, hechicerías, salvación por las obras, alteración del destino de las almas después de la muerte y también la falsa doctrina del purgatorio, además de contener historias ficticias, legendarias y absurdas, enseña artes mágicas y hechicería, como es el caso de Tobías 6:1-9. 

Entonces, esos libros van en contra de un principio de la propia Biblia, que dice que nada debe ser agregado y nada debe ser quitado. Como usted puede notar, algunos agregaron mientras otros quitaron, pero nosotros debemos mantener la fidelidad de la Palabra de Dios. 

Muchas personas no aceptan ciertos puntos bíblicos, porque dicen: “Esto está en el Antiguo Testamento”. Creen que por el hecho de estar en el Antiguo Testamento no deben aceptarlo. 
Una vez conversé con un pastor evangélico que me dijo: 
- Mire, yo no acepto los Diez Mandamientos porque se encuentran en el Antiguo Testamento. - Yo le pregunté: 
- Pastor, ¿solo porque están en el Antiguo Testamento usted no los acepta? - Él dijo: 
- Sí, y si usted me los muestra en el Nuevo Testamento, yo acepto. - Yo le respondí: 
- Le voy a mostrar en el Nuevo, pero antes quiero hacerle una pregunta: En su iglesia, ¿usted pide el diezmo? - Él respondió: 
- Claro, el diezmo es sagrado. - Le pregunté, entonces: 
- ¿Dónde encuentra la orientación del diezmo en la Biblia, en el Nuevo o en el Antiguo Testamento?- Él dijo: 
- En el Antiguo. 
- Entonces, pastor, ¿por qué acepta el diezmo que está en el Antiguo y no acepta los Diez Mandamientos que se encuentran también en el Antiguo Testamento?- Él no supo qué explicar. ¿Comprende? La Biblia es una sola, y debe aceptarse íntegramente, y no se puede agregar ni quitar nada. Espero que eso le haya quedado claro.

Otro punto tan grave como ese, en relación a la Palabra de Dios, lo encontramos en Mateo 4, cuando Jesús estaba siendo tentado, Satanás le dijo: “Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan”. Jesús respondió: “Escrito está, no sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”. Cuando él dice “escrito está”, se está refiriendo a algo que está en la Biblia. 

Continuando, Satanás escuchó que Jesús había dicho “escrito está”. Entonces en la segunda tentación, en el versículo 5, dice así: “Si eres Hijo de Dios, échate abajo; porque escrito está: A sus ángeles mandará acerca de ti, y, en sus manos te sostendrán, para que no tropieces con tu pie en piedra”.

¿Usted notó que en la segunda tentación el diablo dijo "escrito está"? Y Jesús refuta esa tentación en el versículo 7 diciendo: “Escrito está también: No tentarás al Señor tu Dios”. ¿Quién está en lo correcto? Ambos usaron textos de la Biblia para confirmar sus palabras. 
Claro que usted va a decir que Jesús tenía razón y yo también digo eso, pero, ¿usted dice que Jesús tenía razón solo porque el otro es Satanás? 
¿Satanás usó la Biblia, sí o no? 
¿Jesús usó la Biblia también, sí o no? 
Y ¿cómo saber que Jesús está en lo correcto y el diablo no, si los dos usaron la Biblia? 

Ahora, para complicar un poquito más, imagine que el escenario aquí no tiene a Jesús ni a Satanás, sino en lugar de ellos están dos religiones. Ambas usan la Biblia, y ambas afirman que la Biblia quiere decir algo según su propia interpretación. ¿Cuál de las dos está en lo correcto? ¿Se da cuenta? Todo se complica. Mirando ese caso de la tentación de Jesús, notamos de manera clara lo que sucede en el mundo religioso. 
No todo el mundo que usa la Biblia está diciendo la verdad, 
No todo el mundo que está en el púlpito predicando la Biblia posee la verdad. 
El diablo usó la Biblia, ¿pero esto hizo que estuviera en lo correcto? ¡No! Jesús usó la Biblia, y Jesús estaba en lo correcto, porque usó el texto dentro del contexto y el diablo usó el texto fuera de su contexto, totalmente fuera. El diablo tomó un texto y lo forzó a decir una cosa que no estaba diciendo. 
Eso es justamente lo que sucede en nuestros días, exactamente ese es el problema. Las personas usan el texto fuera del contexto. 

Solo para que usted tenga una idea, una vez yo estaba escuchando un programa de radio y el predicador hablaba sobre el Salmo 23. ¿Sabe lo que hizo ese predicador? Mandó a fabricar una mesa y colocó un mantel blanco sobre ella y les dio sobres a las personas, y les dijo: “`Pongan sus pedidos sobre la mesa, porque Dios dice, preparas una mesa delante de mis adversarios. Y dijo: el viernes haremos aquí una oración fuerte en la presencia del enemigo, y Dios nos dará la victoria, porque está en la Biblia”

¿Se dio cuenta? 
El predicador tomó un texto de la Biblia, lo torció y le hizo decir al texto algo que no está diciendo, para intentar convencer a las personas a dar dinero y para hacer la campaña que él quería hacer. 
Esto es usar el texto fuera del contexto, porque cuando el salmista en el capítulo 23 dice preparas una mesa en presencia de mis adversarios, él no le manda fabricar una mesa, sino que se refiere a lo que sucederá en el momento de la persecución. 
Amigo, amiga, la Palabra de Dios es una lámpara a nuestros pies, y una luz en nuestro camino. Quien estudia la Biblia con oración y humildad jamás será engañado, jamás será confundido. Si usted examina la Biblia, si usted se apega cada vez más a la Palabra de Dios, sepa que la luz de la verdad brillará en su corazón, y las tinieblas se desvanecerán, y en su vida se cumplirá lo que está en la Palabra de Dios. ¿Recuerda? “Conoceréis la verdad y la verdad os hará libres”. Entonces, no deje que el engaño lo domine, permita que la verdad ilumine su vida. 

Según Krumm (2018, 14);
"¿Por qué enseñar la Biblia en un siglo de ciencia, tecnología y fracturas sociales?

Porque los docentes deben a sus alumnos el andamiaje para construir su identidad y devolverlos a la sociedad con una formación íntegra, que les permita hacer frente a lso grandes desafíos de este siglo. la ciencia y la tecnología se transforman en barreras que impiden las soluciones, a menos que quien las utilice tenga un marco de referencia seguro, basados en valores incorruptibles.

Por que hoy, más que nunca, se necesitan hombres que no se vendan, ni se compren por ningún tipo de honor, precio de mercado o cargo político; hombres y mujeres que sean transparentes en todas sus acciones, aún en sus relaciones en las redes sociales; que se atrevan a llamar a lo malo sin temor a parecer anticuados y cuyas conciencias sean tan fieles al deber como la brújula al polo; hombres y mujeres que se mantengan de parte de la justicia aunque se desintegren las bolsas de comercio, aunque caiga un partido político o se desplomen los cielos".

Llamado 

"Es verdad que muchas veces ha habido confusión entre estos dosL La Biblia como vehículo de la revelación del gran amor de Dios, y cual ícono sagrado como si el libro mismo tuviera poderes sobrenaturales. Visité a una mujer en Antofagasta, Chile, cuyo hijo joven estaba gravemente enfermo. Este no creía en la Biblia, pero su mamá le puso una debajo de su cama una noche, clandestinamente, y el hijo se curó. La madre creía que el libro era sagrado y llevaba en sí la presencia divina. Algunos críticos llaman esto 'bibliolatría', la adoración del libro. Por supuesto, para mucha gente hubo cierta confusión entre medio y mensaje por un período extenso, pero esto no contradice la tesis de que la Biblia fue instrumental en la conversión de la gente. mas bien la Biblia era la evidencia más poderosa de la verdad de su nueva fe: las vidas profundamente cambiadas, enfermos curados, borrachos renovados, hogares deshechos reunidos, temerosos con nueva confianza, pecadores perdonados, rencillosos reconciliados, quebrantados de espíritu con esperanza, desvalorizados con dignidad personal, todos aceptados como hermanos" (Wagenveld, 137).

"El que presta a las Escrituras una atención definida y acompañada de oración obtendrá una clara comprensión y un juicio sano, como si al dirigirse a Dios hubiese alcanzado un plano más alto de inteligencia" CPM, 255.

"No hay posición social, ni fase de la experiencia humana, para las cuales el estudio de la Biblia no sea una preparación esencial" CPM, 238. 
Amigo y amiga, una vez más Dios nos mostró su Palabra y la verdad. Si lo toma en serio su vida será transformada. No salga de aquí de la misma manera en la que entró, no se atreva a irse sin tomar una decisión. A veces dejamos pasar el tiempo sin notarlo, y con eso corremos el riesgo de perder la salvación. Y tengo la seguridad de que hoy usted puede iniciar un camino nuevo, una fase nueva de su vida. 
Hoy es el día de tener una linda experiencia con Jesús. Entonces venga, no tenga miedo. ¿Dónde están mis amigos, los invitados especiales, los que no son miembros de la Iglesia Adventista? ¿Puedo ver su mano? ¡Gracias! 
Por favor, póngase de pie mientras sus amigos y hermanos que están aquí se ponen de pie a su lado y lo abrazan. Nadie debe sentirse solo. ¿Dónde está su tarjeta? ¿Puedo verla? Muy bien, sosténgala. Ahora que estamos acompañados, quiero invitarlos a que vengan al frente, junto con la persona que está a su lado. Tenemos una canción especial preparada para usted que será cantada en este momento. Felicitaciones por esa actitud importante de fe. Cada uno sabe que Jesús volverá muy pronto, ¿verdad? ¿Cuántos quieren vivir con Jesús para siempre? Levanten la mano. ¡Qué maravilla! Bien, usted sabe que es necesario nacer de nuevo, ¿no es cierto? ¿Cuántos desean nacer de nuevo? Levante su mano. ¡Alabado sea Dios! Por favor, entregue su tarjeta, quiero orar con ella en mis manos. Vamos a orar.

Ahora abrace a su amigo, felicítelo por esta linda decisión, y marque un encuentro con él en el Cielo. Nos vemos mañana aquí para estudiar más, venga y traiga amigos y familiares.


Krumm, Sonia. Pensar, sentir y hacer. Hacia una didáctica de la Biblia para el nivel medio y superior. Buenos Aires:ACES, 2018.

Cuán confiable es la Biblia

By
Alberto R. Timm

La autoridad del cristianismo deriva de la Palabra de Dios. Cristo y sus apóstoles consideraron las Escrituras como la revelación de Dios, con una unidad fundamental entre sus diversas enseñanzas (véase Mateo 5:17-20; Lucas 24:27, 44, 45-48; Juan 5:39). Muchos padres de la iglesia y los grandes reformadores protestantes del siglo XVI alabaron la unidad y la confiabilidad de las Escrituras.

Sin embargo, bajo la fuerte influencia de la crítica histórica de la Ilustración del siglo XVIII, un número considerable de teólogos y cristianos llegaron a considerar la Biblia como mero producto de las culturas antiguas en las que fue concebido.

En consecuencia, la Biblia ya no es considerada como consistente y armoniosa en sus variadas enseñanzas, sino como una colección de diferentes fuentes con contradicciones internas. Otro golpe a la autoridad y unidad de las Escrituras se dio en la segunda mitad del siglo 20 por el furioso ataque del posmodernismo.

La nueva tendencia es enfatizar, no el verdadero significado de las Escrituras, sino los diversos significados que le atribuyen sus lectores.

Mientras tanto, los adventistas del séptimo día continúan enfatizando la unidad, la autoridad y la confiabilidad de las Escrituras. Pero para mantener tal convicción, el estudiante de la Biblia debe encontrar respuestas honestas a las siguientes cuatro preguntas:

1) ¿Qué base hay para hablar de armonía en las Escrituras?

2) Como tratamos algunas partes principales en las que tal armonía no siempre es evidente?

3) ¿Cómo preservó el milagro de la inspiración la unidad de la Palabra de Dios? y

4) ¿Cuál es el papel del Espíritu Santo para ayudarnos a reconocer esta unidad?

Armonía interna de la Escritura

En esta área, debemos considerar al menos dos cuestiones clave:

Primero, la relación entre la Palabra de Dios y las culturas contemporáneas en las que se transmitió originalmente. En las Escrituras se puede percibir fácilmente un diálogo constante entre los principios universales y las aplicaciones específicas de estos principios dentro de un contexto cultural particular. Tal percepción no puede ser considerada como condicionamiento cultural que pueda distorsionar la unidad básica de la Palabra de Dios, sino todo lo contrario:

Principios universales que trascienden cualquier cultura específica.

Por ejemplo, la Biblia menciona varias ocasiones en que Dios toleró ciertas desviaciones humanas de Sus planes originales, como la poligamia (ver Génesis 16:1-15; 29:15-30:24, etc.) y divorcio (vea Mateo 19:3-12; Marcos 10:2-12). Hay otras coyunturas donde a los primeros cristianos se les aconsejó respetar ciertos elementos culturales específicos, como las mujeres que llevan pañuelos al orar o profetizar (1 Corintios 11:2-16), y guardar silencio en la iglesia (1 Corintios 14:34-35). Pero el tenor general de las Escrituras es que su religión debe trascender y transformar el contexto cultural.

G. Ernest Wright explica que "el Antiguo Testamento da un testimonio elocuente de que la religión cananea fue el agente desintegrador más peligroso que la fe de Israel tuvo que enfrentar" (ver Deuteronomio 7:1-6) .1 Floyd V. Filson agrega que en el siglo I dC, los judíos, y luego los judaizantes, "reconocieron el hecho de que el Evangelio era algo diferente de los mensajes religiosos que habían conocido", y que "esto estaba rompiendo los límites del judaísmo contemporáneo" (ver Mateo 5:20) .2

El segundo tema que deben considerar aquellos que estén interesados ​​en comprender la unidad de las Escrituras es la perspectiva metodológica desde la cual investigar las Escrituras. Del testimonio mismo de las Escrituras está claro que la Biblia está más cerca del mundo oriental desde una perspectiva más sistémica e integral de la realidad que desde el mundo occidental con una perspectiva más analítica y compartimentada. Este es un aspecto importante a considerar al definir nuestro enfoque metodológico de las Escrituras.

Si comenzamos a buscar inductivamente el desacuerdo de las Escrituras, "encontraremos diferencias en lugar de armonía y unidad". Si, por otro lado, comenzamos por mirar de manera deductiva, podemos descubrir una unidad básica que integra sus diversas partes.3 Muchas inconsistencias aparentes se pueden armonizar al pasar de los marcos temáticos más grandes de las Escrituras a los detalles más pequeños en lugar de comenzar con estos detalles y no saber las estructuras básicas a las que pertenecen.

Areas problemáticas

Sin embargo, hay algunas áreas importantes de supuestas "inconsistencias" internas en la Biblia que las personas a menudo usan para socavar el concepto de su unidad. Consideremos brevemente cinco de estas áreas y veamos cómo se pueden resolver estos problemas.

Las tensiones entre el Antiguo y el Nuevo Testamento. Algunas personas hablan de varias tensiones dicotómicas entre el Antiguo y el Nuevo Testamento, refiriéndose a temas como la justicia de Dios contra su amor y la obediencia a la ley versus la salvación por gracia Estas tensiones pueden ser resueltas si reconocemos claramente la Relación tipológica entre ambos Testamentos, y que la justicia y el amor, la ley y la gracia, son conceptos desarrollados a lo largo de ambos Testamentos.

Salmos imprecatorios. Algunos ven los salmos imprecatorios, con sus oraciones de venganza y maldiciendo a los malvados (ver Salmo 35; 58, 69; 109; 137, etc.), como en oposición directa a las oraciones amorosas de Cristo y Esteban por sus enemigos ( Lucas 23:34; Hechos 7:60). Al tratar de resolver este problema, no debemos olvidar que el Nuevo Testamento cita salmos imprecatorios como inspirados y autorizados, y que en el Antiguo Testamento los enemigos del pueblo del pacto eran considerados enemigos de Dios mismo. Parece bastante evidente, por lo tanto, que estos salmos deben entenderse dentro del marco teológico de la teocracia del Antiguo Testamento.

Problemas sinópticos. Probablemente ninguna otra área ha generado tanta controversia con respecto a la unidad de la Palabra de Dios como el llamado problema sinóptico. Nunca podemos explicar completamente cómo se escribieron los primeros tres Evangelios (Mateo, Marcos y Lucas); ¿Cuál era realmente la dependencia entre sí y cómo armonizar algunos pequeños

Discrepancias en informes paralelos. Robert K. McIver afirma en Las cuatro caras de Jesús que “no hay razón para suponer que la información que se saca a la luz mediante una investigación precisa del problema sinóptico proporcione ninguna base para dudar de la historicidad fundamental de los eventos mencionados en los Evangelios.

De hecho, "es probable que demuestren lo contrario, lo que demuestra su confiabilidad".

La justificación en Pablo y Santiago. Otra área problemática que no siempre ha sido comprendida por algunas personas es la clásica tensión de la afirmación de Pablo de que "el hombre está justificado por la fe, independientemente de las obras de la ley ”(Romanos 3:28), y las palabras de Santiago de que“ una persona está justificada por las obras y no solo por la fe ”(Santiago 2:24). Pero esta tensión se puede resolver si tenemos en cuenta que mientras Pablo responde al uso legalista de las "obras de la ley" como medio de salvación (Romanos 3:20; cf. 3:31; 7:12), Santiago está criticando la profesión. antinominiano de una fe “muerta”, tan desprovista de frutos como la fe no comprometida de los demonios (Santiago 2:17, 19).

Errores fácticos. Hay quienes niegan la unidad básica de la Palabra de Dios porque, piensan, contiene una gran cantidad de los llamados "errores de hecho".

Muchos de estos llamados "errores" no son realmente errores, sino simplemente una falta de comprensión de los problemas reales involucrados. Un ejemplo de esto es la forma en que Edwin R. Thiele demostró que muchas de las supuestas lagunas y discrepancias en la cronología bíblica de los reyes de Israel y Judá podrían estar sincronizadas.5 Al mismo tiempo, debemos reconocer que no podemos resolver todos los problemas y dificultades en las Escrituras.

A pesar de algunas inexactitudes en detalles insignificantes, existe evidencia suficiente para demostrar que tales inexactitudes no distorsionan el concepto básico comunicado por el texto en el que aparecen, y no rompe la unidad básica de la Palabra de Dios.

Sin embargo, algunos pueden preguntar: ¿Por qué Dios permitió que estos problemas permanecieran en las Escrituras? ¿No podría haber corregido algunos de ellos para que nuestra comprensión fuera más fácil? Estas no son preguntas fáciles de responder, pero creo que hay algunas razones importantes por las que Dios no resolvió estas áreas problemáticas.

Debemos reconocer que Dios ha confiado su mensaje a los seres humanos, “vasijas de barro” (2 Corintios 4:7), y estos, a su vez, lo transmitieron en su idioma imperfecto Además, la Palabra de Dios estaba destinada a servir como una "luz" para el camino (Salmo 119:105) de los seres humanos de todas las edades y lugares. Como el "pan" espiritual (Mateo 4:4) que testifica del "pan vivo que bajó del cielo" (Juan 6:51), la Biblia debe hablar a los ricos y pobres, cultos e incultos, en el contexto en el que vivieron. .

Si la Biblia fuera un libro de "uniformidad aburrida", la gente lo leería una o dos veces y luego lo dejaría de lado como lo hacen los periódicos viejos. Pero la Biblia tiene una profunda, "rica y colorida diversidad de testimonios armoniosos, todos ellos revelando una rara y distinta belleza", que lo hacen tan

Aunque su mensaje esencial es perfectamente comprensible incluso para la gente común, la Biblia tiene un pensamiento tan profundo que todos los eruditos y personas sencillas que lo han estudiado durante siglos no lo han hecho.

Pudieron agotar su significado y resolver todas sus dificultades.

El milagro de la inspiración.

Pero, ¿cómo salvaguardó el milagro de la inspiración la unidad de la Palabra de Dios? ¿Hasta qué punto podemos esperar armonía dentro de las Escrituras? ¿Debemos suponer, como hacen algunas personas, que la Biblia es confiable solo en los asuntos de la salvación? ¿Podemos aislar las partes cronológicas, históricas y científicas de las Escrituras para su propósito salvífico general?

Como argumenté en otro artículo, la Biblia reclama para sí misma una naturaleza integral e integral, formando una unidad indivisible (Mateo 4: 4; Apocalipsis 22:18, 19), y señalando la salvación como su objetivo (Juan 20:31; I Corintios 10:11). Además, las Escrituras describen la salvación como una amplia realidad histórica, relacionada con todos los demás temas bíblicos. Y es precisamente esta interrelación temática general la que hace casi imposible que alguien pueda hablar de

Biblia en términos dicotómicos, como confiable en algunos temas y no en otros.

“Dado que el propósito principal de la Biblia es desarrollar la fe para la salvación (Juan 20:31), sus secciones históricas, biográficas y científicas a menudo proporcionan solo la información específica necesaria para lograr este propósito (Juan 20:31). A pesar de su selectividad en algunas áreas del conocimiento humano, esto no significa que las Escrituras no sean dignas de todo el crédito en estas áreas "." Todas las Escrituras están inspiradas por Dios "(2 Timoteo 3:16), y nuestra comprensión de la inspiración siempre debe preservar este alcance general.

Sin apoyar la infalibilidad calvinista, tenemos razones suficientes para creer que la Biblia es infalible en su propósito salvífico y confiable en su completa interrelación temática. Según T. H. Jemison, en las Escrituras “hay unidad en su tema: Jesucristo, Su cruz y Su corona. Hay una armonía completa de las enseñanzas: las doctrinas del Antiguo Testamento y las del Nuevo son las mismas.

Hay unidad de desarrollo: una progresión constante desde la creación y la caída hasta la redención y la restauración final. Hay unidad en la coordinación de las profecías. ”9

La obra del Espíritu Santo.

La unidad subyacente de la Palabra de Dios fue generada por la acción directa del Espíritu Santo en la producción de las Escrituras. Pablo declara en 2 Timoteo 3:16 que “todos la Escritura es inspirada por Dios". Pedro agrega que “ninguna profecía de la Escritura proviene de ninguna aclaración particular; porque nunca ninguna profecía alguna vez fue dada por la voluntad humana; pero los hombres [santos] hablaron de Dios, movidos por el Espíritu Santo ”(2 Pedro 1:20, 21).

Ya que fue el Espíritu Santo quien generó la unidad de la Palabra de Dios, solo Él puede iluminar nuestras mentes para realizar la cohesión que sostiene la Biblia.

Cristo prometió a sus discípulos que el Espíritu Santo vendría a guiarlos "a toda verdad" (Juan 16:13). Pablo declara que “el Espíritu Santo enseña, comparando las cosas espirituales con las espirituales” (1 Corintios 2:13, NVI).

Conclusión

Lamentablemente hoy, muchos cristianos han perdido su confianza en las Escrituras y lo están releyendo desde la perspectiva de sus propias tradiciones (tradicionalistas), razón (racionalistas), experiencia personal (existencialistas) e incluso cultura moderna (culturalistas). Cansados ​​de la sequedad de tales ideologías humanas, muchos otros están buscando una base más firme sobre la cual anclar su fe.

“Pero la Biblia, con sus verdades de origen divino expresadas en el lenguaje de los hombres, muestra una unión de lo divino y lo humano. Tal unión existía en la naturaleza de Cristo, quien era Hijo de Dios e Hijo del hombre. Así, se puede decir de la Biblia lo que se dijo de Cristo: ‘Aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros’ ” (CS, 9).

Pero si nuestro ancla se basa en la Palabra misma, creyendo que su testimonio no es el resultado de inventos humanos, sino un regalo divino para revelar a Dios y su amor redentor por la humanidad, entonces no tenemos nada que temer o perder. El Espíritu Santo que generó el origen, la unidad y la autoridad de la Palabra también puede iluminar nuestras mentes para reconocerla como tal. Teorias humanas pueden surgir y desaparecer (ver Efesios 4:14), pero "la palabra de nuestro Dios permanece para siempre" (Isaías 40: 8).